Capitulo 28| Encuentro desafortunado, secretos y el chico favorito

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Estoy en problemas...otra vez.

Es que yo no aprendo.

No sé porqué siempre tropiezo con la misma piedra y el mismo pie.

A veces pienso que en mi vida pasada fui una mala persona, o mis antepasados hicieron algo tan horrible que todavía lo tengo que pagar yo.

¿Que pasó?

Marcel como de costumbre decidió hacerme la vida imposible enviándome a entregar docenas de invitaciones para un evento que está organizando su familia.

Él me odia.

Podría contratar un servicio de entrega. Pero, no lo hace porque no desea desaprovechar ninguna oportunidad de hacerme sentir miserable.

Diré que estaba en mi mundo.

No es que yo vaya por la vida sin pensar en otras personas, pero cuando tienes cien invitaciones y el desquiciado de tu jefe te da solo veinticuatro horas para entregarlas, entras en un pánico del que no te saca ni Dios.

Vale.

El asunto es que yo iba muy apurada con mis tarjetas y una lata de refresco. Sí, sí. De esos que se venden en la maquina expendedora y te dejan la lengua de colores.

Pues, sin querer, termine lanzándole toda la lata a Lisse.

Joder.

¿Qué le pasa a esa mujer?

¿Por qué siempre está en mi camino?

─ Hey, ¡Otra vez tú! Hiciste esto a propósito, ¿cierto?─ Lisse chilló, indignada.

No la culpo.

Yo también me odiaría si lanzara una lata de refresco en mi costosísimo vestido Ralph Lauren.

Me disculpe con mi ya conocida frase─. Lo siento, lo siento, lo siento.

─¿Lo sientes? ¿Por qué está haciéndome esto? ─ Lisse me reprocha.

Es el destino mujer.

A lo mejor terminamos siendo mejores amigas.

─Señorita, lo lamento tanto─ me disculpe.

Soy tan falsa.

─Lo vas a lamentar─ Lisse me amenazó, como en las teleseries.

─ No exageres tanto─ Alen intervino.

─ ¡Mi vestido tiene una mancha! ¿No quieres que exageré?─Lisse le cuestionó, y luego añadió desafiante─. Tienes que decirle algo horrible.

Alen me hizo un gesto para que deje de disculparme.

Por cierto, ese gesto aun contenía una sonrisa.

Él piensa que somos dos niñas de tres años.

─ Alen, ¿Te parece divertido?─ Lisse le reprocha.

─Clara, puedes retirarte. No pasa nada─ Alen suspiró.

Ni lo he dudado.

Me he esfumado apenas terminó su frase.

Por cierto, Alen se me ha quedado mirando.

Supongo, que eso enervo muchísimo más la ira de la fisna.

No sé que tengo, pero últimamente soy muy irresistible para los hombres de esta familia.

Y, esto pudo haber terminado aquí.

¿Cómo cazar a un millonario?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora