Capitulo 27| Un encuentro, una mala estudiante y una charla

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¿Quieres saber cómo esta Gema?

Pues, muy bien no ha estado.

¿Sabes cuantos días lleva encerrada en su habitación llorando?

Tres semanas.

Supongo, que nunca podrá olvidar el asunto de Adrià.

¿Me molesta?

Diré que sí.

Pero, no estoy en situación de anunciarle mi queja a mi excelentísimo jefe.

Y lo de excelentísimo va con sarcasmo.

¿Lo único bueno de todo este asunto?

Marcel no se enteró.

Vale, los "mayores" o los que me pagan por soportar a Marcel, no se enteraron. No quiero ser pesimista, pero el asunto de las cartas de amor (aunque no sea el punto en esta historia) solo son problemas para mi estabilidad económica. Vamos, que...esta familia nunca dirá: "Adrià es u borde que no sabe llevar una conversación". No, ellos pensarán: "La familia se quiere asegurarse la vida a costa del inocente de Adriá, que inocente tiene menos que Vin Diesel de pelo".

En fin.

Marcel volvió de su viaje relámpago.

Y, como todo niño rico necesita ponerse al día con sus amigos, o al menos con la fisna, que es como prometida pero también su amiga. ¿La verdad? A mí me da bastante igual lo que estos dos hagan o dejen de hacer. De hecho, por mi parte pueden irse al fin del mundo y no regresar.

Por supuesto, eso no va a pasar.

Pero, me puedo conformar con un almuerzo tranquilo.

¿Qué quiero decir?

Marcel y su amiga fueron a comer a un sitio costoso.

¿Yo?

Pensaba quedarme en el hospital a comer sobras de la cena de ayer en paz. Perooooo, sí, siempre hay un "pero" en mi vida, Alen me invitó a comer para hablar de lo que había pasado con Adrià.

Si bien, había dejado en tema cerrado, no pude negarme a la oportunidad de ir a comer a un sitio caro con un hombre guapo y millonario.

Perdón, estas cosas no pasan todos los días.

No me odies.

Soy humana y tengo derecho a equivocarme.

Lo que sea.

No te hago largo el cuento.

Alen estaba preocupado por su sobrino.

Yo también estoy preocupada por mi hermana.

Este es un buen momento para decir: "Seamos algo más que amigos"

Mentira.

No me hagas tanto caso.

El asunto fue que me explicó o al menos trató de explicarme que le pasaba, o algo de cómo funciona su cabeza. Perdón por explicarlo de esta forma tan vaga, no estoy orgullosa, pero no me he tomado con seriedad las clases de psicología, y realmente lo lamento.

─Adrià no es una mala persona─ Alen suspiró.

No, que para mala gente tenemos a Marcel.

─ Son adolecentes ─ atiné a decir─. No siempre pueden decir las cosas sin herir a los demás.

─No es el punto─ Alen insistió.

Estoy poniendo de mi parte, eh.

Ayúdame, que en esta vida no me ha nacido ser terapeuta ocupacional.

¿Cómo cazar a un millonario?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora