Capitulo 23|Una visita, una confusión y recuerdos

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Me metí en problemas...otra vez.

Diré en mi defensa que esta vez no tuve nada que ver.

Vale, que le he derramado café sobre el vestido nuevo y diseñador.

Pero, fue sin querer.

Lo juro.

Vale, la primera vez fue sin querer, la segunda vez fue para defenderme. Puede que yo tenga la voluntad del mundo para tolerar a Marcel. Pero, no tengo voluntad para tolerar a una persona que parece querer desquitarse de su mala vida conmigo. No obstante, sé que no es correcto ir por la vida arrojando cosas o actuando precipitadamente.

No estoy orgullosa de lo que hice.

Pero, esa muchacha hizo que mis nervios estallen.

Sí, la amiga de Marcel.

La fisna.

En fin.

¿Por dónde empiezo?

Marcel me envió a comprar una bendita pieza de tarta que se vende en el centro de la ciudad.

¿Tienes idea lo congestionada que se encuentran las calles después de la nueve de la mañana?

No lo creo.

Y lo peor de todo es que tengo que ir en autobús.

Marcel es probablemente el tipo más rico de Europa.

O, quizás de España.

Pero, envía a su casera en autobús eléctrico.

Resulta que desde hace un tiempo se preocupa por la contaminación.

¿Sabes dónde puede meterse la contaminación ambiental?

No lo diré porque se supone que no tengo que ser grosera desde tan temprano.

Dios, dame paciencia, porque si me das fuerzas no respondo por mis actos.

Por supuesto, hace esto para molestarme.

No, no le alcanza solo con echarme en cara que vivo gratis en su casa sino que también me tiene que pagar por ello. Lo que no es del todo cierto, porque con este hombre la cárcel no suena como a Eurodisney.

Vale, me centro para poder volver a punto.

Toda esta historia con la fisna empezó cuando caminaba, o más bien corría por el pasillo de regreso al consultorio de Marcel.

Juro que no la vi.

Y sí, me tropecé con ella y sin querer le derramé unas gotas de mi café.

Pero, ¿Qué es eso realmente?

Nada.

Hay personas que no tienen ni café o un vestido de diseñador.

Como de costumbre dije mi frase célebre: "Lo siento, lo siento, lo siento"

Hasta yo lo siento un poco hipócrita.

Ella no dijo nada.

Y aunque me hubiese encantado esperar su reacción, el divo de Cataluña me cuenta los minutos y segundos: así que...entre al consultorio para dejarle su bendita tarta.

Por cierto, Alen estaba y me saludó.

Sé que suena estúpido mencionar que alguien te saluda.

Pero, estamos hablamos de los momentos de esta familia.

Ellos son raros.

Mentira.

Gerard no es tan raro y Alen tampoco.

¿Cómo cazar a un millonario?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora