Capitulo 22| Charlas, juguetes y una ilusión sin sentido

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La madre de Marcel es la mejor persona de este mundo.

No sé como alguien como ella tuvo la mala suerte de criar hijos como Marcel y sus hermanos.

Supongo, que no soy la única persona que tiene muchísima mala suerte en esta vida.

¿Quieres saber que me dijo?

No mucho.

Vale, dijo que podíamos quedarnos todo el tiempo que hacía falta.

Ah, y que Marcel no va a poder echarme de la casa a menos que ella se lo pida.

Por cierto, ¿Crees que Marcel ha decidido tratarme mejor porque sabe que soy la protegida de su madre?

Pues, no.

Me saca bastante en cara que no solo tiene que dejarme vivir en su casa sino que también me tiene que pagar por eso.

¿Me afecta?

No realmente.

He probado el sabor de las frías calles de Barcelona. No quiero pasar por lo mismo. No cuando tengo que ayudar a los niños.

Supongo, que es un pequeño esfuerzo, tampoco voy a quedarme en esa casa toda la vida.

No lo sé, creo que en dos o tres años pagaré todas mis cuentas para después abrir mi tienda de vestidos, que espero solvente todos nuestros gastos familiares.

Tienda de vestidos: STAR MONA. (n/a: Estar mona es sinónimo de estar bien vestida o que eres muy guapa)

El nombre lo puedo mejorar.

Lo juro.

Por ahora mi mayor objetivo es ahorrar y ahorrar para sobrevivir.

No sé porque tengo la sensación de que la caridad de esta gente no me va durar ni el año.

Vale, quizás es que soy muy pesimista o mala persona.

En fin.

¿Quieres saber cómo van las cosas desde que todos saben la verdad?

No ha cambiado como mucho, quiero decir... Marcel me sigue mandando a la mierda, pero los niños pueden salir a jugar y hacer todo el ruido que quieren ( al menos todo el ruido que Marcel lo permita). ¿La verdad? Marcel no se ha quejado de los niños, cosa que hasta me sorprende un poco; hablamos de un tipo que puede escuchar la respiración de una persona desde un sexto piso.

Es un idiota.

Pero bueno, no es como alguien pueda cambiarlo.

─ ¿Clara? ─ escuché de repente, me giré y Gerard estaba en el marco de la puerta de la puerta principal de la casa de huéspedes. No hemos hablado mucho desde el regreso. Es decir, hablamos, pero él actúa como si no le importara que lo haya mandado a la mierda o que le debiera unos cientos de millones de euros.

Él es un buen hombre.

No sé porque tiene a Marcel de primo.

─ ¿Necesitas algo?─ le pregunté.

Ante todo la educación para que no recuerde que le debo dinero.

─ ¡Oh! El desayuno─ dije, usando mi mejor expresión de circunstancia.

─ No te preocupes─ Gerard me dijo, como si realmente no estuviese aquí para recordarme que no soy la esclava de su primo─. Solo pasé a saludar. ¿Están todos bien?

¿Solo pasaste a saludar?

Pues, para que te vayas enterando: ¡Me alegraste la mañana, guapo!

¿Cómo cazar a un millonario?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora