Capítulo 45|Otro rechazo y una independencia fallida

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Marcel no ha podido reponerse de mi rechazo.

Supongo, que nunca pensó que una mujer tendría las agallas de rechazarlo de la manera en la que yo lo hice.

No puedes culparme.

No es un hombre que se haga querer, quiero decir...para las películas está perfecto; el tipo guapo con una personalidad de mierda del cual la protagonista acaba enamorada porque es guapo y tiene dinero.

No creo que el amor se trate de eso.

De hecho, que lo único que puedes sentir por alguien que te maltrata es rabia, o quizás lastima.

Sí, lastima en el sentido de que esa persona es tan vacía que solo se siente bien cuando lastima a otros.

Eso es muy triste.

En fin.

¿Qué ha pasado últimamente?

Haré un espacio para comentarte que Laia ha vuelto a la casa.

Poco me duró la alegría.

Es que Biel insistió que vayamos a verla, y efectivamente su pareja, o ex pareja estaba siendo una mala persona con ella. ¿Qué puedo decirte? Le he dicho que se regrese a la casa.

Valentì juró no molestarla.

Pero, es que a la mujer le gusta, solo que tiene problemas con su edad.

Espero no arrepentirme de esta decisión.

Digo, podría haberle dicho que se busque la vida en otro piso.

Pero, como que la casa de Marcel es muy grande y no me viene mal otra niñera para los niños.

No me quejo de la fisna, que los cuida muy bien.

Pero, ya la siento desmoralizada y con ganas de regresar con sus padres después de ver lo dura que es la vida cuando no tienes dinero.

En fin.

Vuelvo con Marcel.

Han pasado cerca de dos semanas desde el rechazo, y Marcel sigue tratando de procesar que no puedo aceptarlo.

Me encanta.

Soy feliz cuando lo pasa mal.

Lo siento, él despierta mi lado más sádico.

La cuestión es que ha decidido desempolvar sus mejores técnicas de seducción.

Marcel es guapo, pero seductor, lo que se dice seductor, no es.

Al menos a mí no me parece nada seductor.

Creo que la seducción no tiene que ver con ser atractivo, hay personas que no son atractivas. Pero, son tan magnéticas y seductoras por una extraña razón.

Suspiro pare recapitular.

Marcel está en la biblioteca leyendo uno de esos libros aburridos que tanto le gustan leer a él. Por mi parte, estoy reorganizando estantes para colocar nuevos libros.

Marcel es tan malditamente maniático que los quiere organizados por orden alfabético, tamaño y color.

De la nada, se levantó del sillón y tiene una expresión extraña en su rostro.

¿Qué se yo?

Como la de un psicópata suelto en la ciudad.

Estoy confundida.

Caminó o más bien se deslizó haciendo pasos grandes hacia mi persona. ―Señor, ¿Sucede algo?― le pregunté.

─ No me afecta en absoluto tus gustos personales. Pero, es imposible lo que pasó la última vez.

¿Cómo cazar a un millonario?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora