-Práctica en casa de Arin-
Arin elevó sus hombros hacia arriba, pues no entendía qué había de malo en ofrecerle la mano, pero no dijo nada y se puso a caminar hacia su aldea.
La Joven Señorita Cieloazul Ibeli le seguía desde cierta distancia.
- Debemos ir rápido, mi aldea no está precisamente cerca.
Indicó Arin, que sentía extraño que la Joven Señorita Cieloazul Ibeli fuera un par de metros por detrás de él, pero con el comportamiento tan arisco que tenía, cualquiera le decía algo...- Está bien, vamos más rápido entonces... Por cierto, dijiste que era la Aldea del Acantilado. Es una de las aldeas que están en la zona del acantilado que da al Océano Thunnus. ¿Verdad?
Preguntó curiosa Cieloazul Ibeli, la cual, aunque no sabía exactamente dónde estaba ubicada la Aldea del Acantilado, entendía que debía estar al oeste del valle.- En efecto...
Confirmó Arin sonriente, que decidió explicarle un poco.
... Mi aldea, es justo la última aldea en la zona suroeste. Es la que está al sur del rio que divide el acantilado en dos partes.- ¿Y tu familia a que se dedica, Arin?
Preguntó Cieloazul Ibeli queriendo saber un poco más de Arin.Pues hasta ahora, solo sabía que era bueno en las Artes Telépatas y también haciendo perfumes, pero no sabía nada más de él, ni a qué familia pertenecía.
Bueno, ahora sabía que vivía bastante lejos, en una aldea muy remota, por lo que intuía que tampoco pertenecería a una familia rica.
Arin quedó callado un momento. Luego miró a Cieloazul Ibeli.
- Yo... yo no tengo familia, Ibeli. Mi padre murió hace casi tres años, debido al ataque de... Desde entonces, vivo solo.
Le costaba mucho a Arin hablar de lo que ocurrió aquella vez.Incluso en estos días que había estado mejorando sus Habilidades Telépatas a un buen ritmo, pensaba que quizá, si hubiera desarrollado antes su Poder Psíquico, hubiese sido capaz de salvar a su padre aquel día...
- Perdóname Arin, no tenía ni idea.
Cieloazul Ibeli se acercó a Arin, poniéndose a su altura. Después de todo, ella no era la única que lo había pasado mal, pensó.- No tienes que disculparte, Ibeli. ¿Cómo ibas a saberlo?
Dijo Arin sonriéndola apenado por su suerte. Pero al menos, dejó de lado sus pensamientos de culpabilidad.La Joven Señorita Cieloazul Ibeli le hizo un gesto amable, pues quería mostrarle su apoyo, aunque de pronto, algo le cambió la cara.
- ¿Vives solo y pretendes llevarme a tu casa? Eres de esos, ¿verdad? ¡Pervertido!
Afirmó ruborizada Cieloazul Ibeli, que se paró en seco y levantando la ceja, pateaba el suelo repetidas veces con la puntera de su zapatilla.- Pe... Pero si eres tú la que me ha pedido ayuda y esa es mi única intención. Y ya te dije que, si te parece mal ir a mi casa, podemos ir a otro sitio. ¿Quieres que vayamos a otro lado?
Preguntó Arin, sin saber muy bien dónde estaba el problema.- No, después de todo lo que hemos caminado, iré contigo a tu aldea. Pero no se te ocurra hacer cosas raras, ¡ehhh!
Advirtió Cieloazul Ibeli, reanudando la marcha poco convencida.- No. Claro que no... descuida...
Respondió Arin, que no entendía, por qué era tomado por un pervertido y siguió caminando como si tuviera un nubarrón sobre su cabeza y cayera lluvia, que solo le mojaba a él.
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Ad Originem
FantasyAd Originem, comienza cuando sólo existía La Nada y en medio de esta, surge El Origen de Todo. Con la consecuente creación del Universo, los Dioses que lo rigen y las Razas que comenzaron a poblarlo, hasta llegar a los Seres Humanos. Después de cono...