Ad Originem Capítulo 94 - Runa Etérica

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-Runa Etérica-



     Arin estaba expectante, por saber lo que Amazona Kara tenía que decir.

Pero la Joven Señorita Cieloazul Ibeli y la Joven Señorita Cienfuegos Amia no apreciaron el momento de sinceridad de su amiga Kara y emergieron de inmediato.

- Pero, ¿tú qué vas a decir? Cállate, que te mato.
Amenazó Cienfuegos Amia, rodeando el cuello de Amazona Kara con sus manos.

- No podrás matarla si yo la mato primero...
Se unió Cieloazul Ibeli, cogiendo también a Amazona Kara del cuello y sumergiéndola en el fondo de la bañera.

Y de nuevo volvían a salpicar agua por todos lados.

- Bueno, yo ya os espero abajo, me voy a preparar la cena. Estoy muerto de hambre.
Dijo Arin, dando la situación por perdida.

- Espera Arin. ¿Me pasas un paño, porfiiii?
Preguntó apresurada Cieloazul Ibeli.

- A mí otro, por favor.
Pidió también Cienfuegos Amia, mientras soltaba a Amazona Kara.

- Que sean tres...cofff, cofff.
Amazona Kara había tragado un poco de agua y se incorporaba tosiendo un poco.

- Claro...
Contestó Arin que cogió tres largos paño, de tela de algodón y le ofreció uno a cada una.
... Os espero abajo y por favor, recoged el agua que habéis tirado antes de que cale el piso de abajo...
Pidió Arin, antes de marcharse del baño.

Mientras bajaba las escaleras, Arin pensaba en hacer algo rico de cenar y fue a la cocina a preparar algo.

Puso a calentar aceite de oliva en una sartén, con la plancha de alborita.

Peló y cortó patatas, haciendo bastantes para los cuatro.

Las sazonó y las echó en la sartén.

Al terminar de hacerse, cogió ocho huevos de gallina y también los hizo fritos.

Después, los puso encima de las patatas y los troceó en múltiples cachitos, derramando la yema por las patatas y para finalizar, hizo una ensalada, con lechuga, tomate, zanahoria...

- ¡A CENAAAR...!
Voceó Arin.

Las chicas aparecieron por la cocina como si hubiera una estampida.

Al oler la comida, sus estómagos rugieron al unísono y todas empezaron a reír.

Las tres chicas, comenzaron a devorar la cena y Arin tuvo que sentarse rápido y empezar, porque veía que, si no, no le dejarían nada.

Lo cierto es que no hubo mucha conversación en la cena, porque si alguien se entretenía en hablar, se quedarían sin nada que comer.

Al terminar, las tres felicitaron a Arin por la deliciosa cena y le agradecieron.

Este, sacó unas uvas y mientras picaban el postre, ya sí que hablaban y reían con normalidad.

Después de un buen rato de charlas y risas. Arin fue el primero en levantarse.

- Bueno, vuestras habitaciones están terminadas, pero están totalmente vacías. Voy a poneros, aunque sea un acolchado en el suelo y a sacaros unas mantas.
Informó Arin mientras salía de la cocina.

- Espera que te ayudo.
Dijo Cieloazul Ibeli, saliendo detrás de él a toda prisa.

Ahora que sabía, que Arin se había fijado en ella, no quería separarse mucho de él.

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