Ad Originem Capítulo 144 - Haciendo una Promesa

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-Haciendo una Promesa-



     Tiempo después, Arin avisó a todos para que fueran a cenar.

Como no había mucho espacio en la cocina, todo fue preparado en una improvisada mesa con una gran tabla rectangular, soportada en un ancho tronco de madera cortado muy recto por Arin y para los asientos, hizo lo mismo solo que con tablas menos anchas y dos troncos a cada lado del banco.

Todos se asombraron al ver el improvisado y recién hecho "cenador" y para su alegría ya todos se sentaron a mesa puesta.

Maravillados de la cantidad de comida preparada.

Arin les reveló que este gran festín se debía a que era su cumpleaños y quería que todos disfrutaran de un gran banquete para celebrarlo.

Fue una sorpresa para todos, dado que nadie estaba al corriente de que era su cumpleaños y era una pena que no lo revelara antes para que pudieran prepararle algún regalo.

Pero las cosas ya eran así, por lo tanto todos felicitaron a Arin, le tiraron de las orejas y comenzaron a devorar el festín alegremente.

Tras cenar, el Joven Señorito Pluviam Rao, sacó su casa portátil justo detrás de la parte nueva de la casa de Arin y todos sus amigos, se ponían ropa más cómoda y preparaban los sitios en los que luego irían a dormir.

Aunque antes de irse a dormir, los chicos encendieron una hoguerita con la que calentarse en la fría noche y tras rodearla, se quedaron celebrando hasta altas horas.

Pluviam Rao les hablaba de las distintas constelaciones y estrellas.

Algo de lo que ninguno tenía conocimiento, por lo que le prestaban especial atención.

Sobre todo, la Joven Dama Supernova Aiuni, pues era un tema que la fascinaba y no se separaba del brazo de su querido Pluviam Rao.

Preguntándole por más estrellas y qué tipo de Razas vivían en ellas.

Tras haber acabado con toda la bebida de cebada y el vino que tenían, todos se fueron yendo a dormir.

Los miembros del Gildam Avorum (Gremio Ancestral) en la cabaña de Pluviam Rao y los del Gremio Arnori, en la casita de Arin.

Por el camino iban dando algunos tumbos, mientras seguían hablando emocionados de las estrellas.

Fue un tema que realmente fascinó a la mayoría.

La primera en llegar a su destino fue Alana, que según entraron en la casa, se metió directa en la cocina, donde tenía su cama.

Los chicos subieron las escaleras de caracol y al llegar a la primera habitación, la Joven Señorita Cienfuegos Amia y la Joven Señorita Cieloazul Ibeli se quedaron charlando con Arin en su puerta.

Lo que obstaculizó un poco el pasillo, por el que querían pasar Amazona Kara y Lluviaestelar Korbis.

Tras ciertos apuros, consiguieron pasar por el obstáculo y Korbis acompañó a Kara a su habitación, llevándose un cariñoso beso de esta, antes de meterse dentro.

Lluviaestelar Korbis, intentó pasar detrás de Amazona Kara a la habitación. Pero esta, le cogió de la oreja, impidiendo su entrada.

- Si tuvieras valor para ir a hablar con mi familia, podría pensármelo. Mientras tanto, puedes dormir abrazado a tu almohada.
Sentenció Amazona Kara, dando un portazo.

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