Ad Originem Capítulo 186 - Unirse a los Arnori

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-Unirse a los Arnori-



      Viendo las caras de preocupación de su amiga Vallermoso Silene, del Señor Vallermoso Laureano, la Gran Noble Belmare Roda y de su hija la Joven Dama Belmare Denise, Arin entendió que dicho Cementerio de Arena debía ser un sitio especialmente peligroso.

Haciendo memoria, recordó lo que le dijo el Joven Señorito Pluviam Rao en su viaje a las Montañas Movasu, cuando le explicó la relación entre el Valle Salvaje, el Páramo Helado y el Cementerio de Arena.

Por lo visto en esos tres sitios, se establecieron las Bestias Espiritualistas controladas por el Señor de las Bestias que servía al Rey Eber Bedlor.

Y tras su muerte a manos de la Reina Calior Chit, las poderosas Bestias Espiritualistas supervivientes fueron liberadas por Siat Onei ante de sellar la Antigua Ciudadela y se establecieron en estos tres lugares (El Valle Salvaje, el Páramo Helado y el Cementerio de Arena).

Dichas Bestias Espiritualistas eran tan poderosas, que pocos se atrevían a entrar en ninguno de esos tres lugares y se convirtieron en un refugio para el resto de Bestias Espiritualistas y muchas otras bestias comunes.

Realmente no se sabía si aquellas poderosas Bestias Espiritualistas seguirían allí después de tanto tiempo.

Si siguieran vivas tras más de mil años, solo podría ser debido a que su Poder Espiritual siguió aumentando.

Eso conllevaría a un aumento de la longevidad y después de tanto tiempo quién sabe el nivel de poder que habrían alcanzado hasta ahora.

No obstante, lo que sí estaba claro, es que tanto el Valle Salvaje, como el Páramo Helado y por último el Cementerio de Arena, estaban seriamente plagados de todo tipo de Bestias y muchísimas de ellas Espiritualistas.

Por lo que eran sitios especialmente peligrosos para los Humanos.

Los Humanos, apenas se atrevían a rondar las zonas situadas más al exterior y aun así no cualquiera tenía la suerte de salir con vida.

De hecho, cuando fueron a las Montañas Movasu, que están en el borde del Páramo Helado, fueron continuamente asaltados por los Yetis Albinos Espiritualistas que moran esa zona y Vallermoso Laureano le había dicho a Arin, que la Cereus del Crepúsculo podría hallarse, que tampoco era seguro, en el Cementerio de Arena.

Es decir, en una de esas tres zonas tan peligrosas.

- Jovencito, si de verdad esa planta solo puede ser encontrada en el Cementerio de Arena, olvídese de esa fórmula y céntrese en mejorar la Infusión Anti-Impurezas. No merece la pena adentrarse en el Cementerio de Arena y menos en estos tiempos.
Aconsejó la Gran Noble Belmare Roda.

Ella sabía de primera mano los peligros que habían en el Cementerio de Arena, el cual estaba situado en el Valle Reflejo que regentan en conjunto la Gran Familia Noble Belmare y la Gran Familia Noble Casanova.

Y especialmente ahora, que desde hacía un tiempo tenían un problema añadido con las descontroladas Gorgonas que lo habitaban.

- Estoy de acuerdo con la Gran Noble Belmare Roda. El Cementerio de Arena tiene una extensión de más de cien kilómetros cuadrados y solo rondar los bordes exteriores ya es jugar con la muerte. Dicen que en la zona volcánica de la zona central conocida como el punto cero está habitado por un muy poderoso Fénix de Fuego y que toda esa zona está plagada de cientos de Fénix. Al margen de todas las terroríficas criaturas que moran el Cementerio de Arena, que no son pocas.
No tengo idea de dónde están las zonas más altas, pero de estar cerca de la zona central, no tendrá ni una mínima oportunidad de siquiera acercarse. Sería un suicidio... Además, el florecimiento de la Cereus del Crepúsculo es de tan solo seis horas, conseguir encontrar alguna de por sí es como buscar una aguja en un pajar y de lograr encontrarse alguna, deberá refinarla en ese mismo momento antes de que se marchite.
Explicó Vallermoso Laureano en detalle, para que Arin entendiera que no merecía la pena correr el riesgo para intentar encontrar algo casi imposible de hallar.

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