Ad Originem Capítulo 92 - La Historia de Amazona Kara

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-La Historia de Amazona Kara-



     Todos estaban impresionados con el estilo de combate de Amazona Kara.

La Joven Señorita Cienfuegos Amia, era la más sorprendida, ya que, al pelear contra ella, se dio cuenta de su destreza y aguante.

- El estilo de combate de la Familia Amazona... No lo había escuchado nunca, pero es un estilo increíble...
Elogió gratamente sorprendida Cienfuegos Amia, que preguntó con curiosidad.
... ¿De dónde es tu familia?

- Mi familia es del Reino de Escitia, concretamente de la Ciudad de la Laguna Meótide. Y por si os estáis preguntando dónde está el Reino de Escitia, está en el segundo planeta del Sistema Ereb. En el planeta Titán.
Informó Amazona Kara.

- ¿¿¿El planeta Titán???
Preguntaron los tres sorprendidos.

- Sí...
Afirmó Amazona Kara que por cómo la miraban, supo que la tocaba explicarse.
... A ver. En el Reino de Escitia, todo son mujeres, están prohibidos los hombres y todas descendemos de la Familia Monarca Amazona...

- ¿Eres de la realeza?
Interrumpió Cieloazul Ibeli sorprendida.

- Nooo... os explico. Las Amazonas, tienen prohibido tener ningún tipo de relación, con ningún hombre. Pero para no bajar la natalidad, una vez al año, las Amazonas tienen permitido escoger un hombre con el que yacer, para engendrar un hijo y volver al Reino...
Explicaba Amazona Kara, antes de ser interrumpida de nuevo.

- ¿Y si tenían un varón?
Preguntó contrariado Arin.

- Al dar a luz un hijo varón, en el mejor de los casos, se lo llevan de vuelta al padre.
Le hizo saber Amazona Kara bastante apenada.

- Creo que entiendo...
Arin no quería ni pensar, en qué serían de esos bebés que nacieran varones y no fueran devueltos a sus padres, en una tierra dónde no admiten hombres.

- Bueno. El caso es que mi abuela Tebe, que era una respetada Guerrera Amazona, partió un día para buscar varón, que le diera descendencia y conoció a un hombre, del que, en resumidas cuentas, se enamoró. Año tras año, la abuela Tebe aprovechaba su derecho a engendrar hijos, para ir a ver a aquel hombre del que estaba enamorada...
Siguió explicando Amazona Kara.

- ¿Ese hombre era tu abuelo?
Preguntó Cienfuegos Amia curiosa.

- Sí. Dejad de interrumpirme...
Refunfuñó Amazona Kara.
... Al cabo de algunos años, como siempre, La abuela Tebe, fue a ver a su amado en la fecha señalada. Pocos días después de volver a la Ciudad de la Laguna Meótide, la abuela notó que todas las Amazona con las que se cruzaba, la miraban de forma extraña. Unas con cara de enfado, alguna hasta con cara de pena. Al ser preguntadas por su actitud, dejaban de mirarla y no la contestaban... Ahí mi abuela se puso muy nerviosa y fue corriendo para casa. Al llegar a casa, encontró a todas sus hijas llorando, consolándose unas a otras. La abuela preguntó que ocurría y la mayor de mis tías, señaló una bolsa que dijo, acababan de dejar en la puerta.
Al ver su contenido, mi abuela vio las cabezas de mi abuelo y todos sus hijos varones, hasta las de los más pequeños...

- Kara...
Dijo Cieloazul Ibeli con lágrimas en los ojos.

- No te preocupes Ibeli. Yo era tan pequeña que no supe nada hasta años después. Pero no llores que, si lloras... yo también lloro.
Dijo Amazona Kara mientras le caían las primeras lágrimas.

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