Ad Originem Capítulo 125 - Las Montañas Movasu

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-Las Montañas Movasu-



     A la mañana siguiente, seguía nevando con fuerza.

Los chicos desayunaron y se pusieron en marcha y en cierto tramo del camino antiguo, se desviaron, saliendo del supuesto camino "fácil" y entraron en una zona bastante más complicada.

Incluso pasaron por zonas en las que había que escalar.

Entonces Arin sacó quince flechas de metzul, haciendo que todas ellas flotaran en el aire. Acerco una flecha a cada uno y les dijo a todos que se agarraran a ella con fuerza.

- Arin, ¿también eres Kinético?
Preguntó Atori extrañada, al mismo tiempo que sintió que era interesante.

- ¿Por qué dices también, qué más poderes tiene?
Preguntó Aiuni, que lo cierto era que no sabía que tipo de poder usaba Arin.

De hecho ni siquiera sabía que Arin compró un Traje de Combate con una Runa Prisión con un Alma con una Fuente de Poder Kinética, porque en ese momento estaba hablando con sus amigos.

Por lo que ninguno de ellos sabía que Arin era un Kinético.

- Arin es Telépata, él me chivó los nombres de las familias de sus amigos cuando se los presenté a estos. Por eso lo supe jijiji.
 Dijo Atori riendo.

- Así que esos eran tus recursos...
Respondió Aiuni, mirándola por encima del hombro.

Provocando que se pelearan de nuevo.

- ¿También eres Espiritualista, Arin? No noto ni el más mínimo fulgor de Poder Espiritual, o lo ocultas muy bien, o no eres Espiritualista.
Indicó Pluviam Rao, el cual había inspeccionado a Arin exhaustivamente.

- No, no soy Espiritualista. Pero bueno, tengo otras formas de defenderme.
Contestó Arin sonriendo.

Cuando al fin las mellizas dejaron de pelear, hicieron como los demás y se agarraron cada una a su flecha asignada.

Esperando a que Arin les evitara la molesta escalada.

Este usó Telekinesis para manipular las flechas en las que se agarraban, elevándolos por encima del pico que tenían que escalar.

Mientras Pluviam Rao, iba guiándole dándole indicaciones con el pensamiento, pues con la fuerza de la tormenta costaba comunicarse.

Al cabo de varios minutos, llegaron a una zona, con una feroz tormenta de nieve y los chicos descendieron, para seguir a pie.

De pronto, Arin y Cieloazul Ibeli, sintieron varias presencias amenazadoras, que pertenecían a las bestias que rondaban la tormenta de nieve.

Pero esta sensación, era mucho más fuerte en el interior de dicha borrasca.

- Hay muchas bestias rondando la zona. Con fuertes intenciones asesinas y mucha hambre. Pero no es nada comparado, con lo que siento en el interior de esa tormenta de nieve.
Informó Arin.

- Ahí dentro, no solo hay bestias salvajes, también hay varias Bestias Espiritualistas.
Indicó Cieloazul Ibeli preocupada, agarrando el brazo de Arin.

- No podemos rodear la tormenta, porque no se cuánto abarca y por esquivarla podría perder mi orientación, así que debemos entrar en esta tormenta, para llegar hasta la Antigua Ciudadela. Por lo tanto, lo mejor es que nos olvidemos de los que están aquí fuera y entremos. Sobre todo, no os separéis.
Recomendó Pluviam Rao.

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