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Nick.

Guardo con cuidado los aparatos que me entregan mis amigos y el equipo, acomodo todo tal y como me gusta, todo perfectamente ordenado. El plan fue un éxito, todo salió bien y estamos con los preparativos para el segundo ataque.

Tocan mi hombro y ya se quién es, muy pocas personas se atreven a tocarme, mis amigos, quienes lo hacen con más confianza y Kira.

Volteo encontrándome con su mirada.

-Yo...sólo quería agradecerte, en verdad me salvaste- murmura, ya no queda nadie en el lugar, les dije a mis amigos que me esperaran en casa ya que tengo que llevar todo el equipamiento a la casa de trampa y me gustaría estar sólo.

-Está bien, no fue nada- respondo antes de seguir con lo mío.

Soy consciente de sus sentimientos, sé lo que le pedí y lo que ella aceptó hacer, no voy a jugar con lo que siente por mi, no voy a confundirla diciéndole que mi saliva se volvió amarga cuando vi lo que estaba por pasarle, no voy a ilusionarla para luego volver a romperla.

Soy un hijo de puta pero ella no se lo merece.

Si tan sólo pudiera elegir, encender mis sentimientos con algún interruptor, o elegir el momento y con quien, la elegiría a ella. No sólo por su belleza, eso está lejos de importarme, lo haría por todo lo que puso en juego al acercarse a mi, porque se arriesgo por alguien que esta vacío, porque fue valiente a la hora de acercarse al moustro, de involucrarse en algo que ella sabía le haría daño. Porque no me temió, por el contrario, se acercó y se la jugó por mi, me dio todo de ella haciéndome sentir un poco menos mierda. Por eso le debo esto, le debo no hacerla sentir usada o que juego con sus sentimientos, ya la rompí demasiado.

Ella prefirió la herida antes que la piel y con eso se ganó todo mi respeto.

Oigo un suspiro y siento que debo decir algo más, no quiero hacerla sentir mal.

-No dejaría que algo te pasara-murmuro.

-Lo sé- volteo a verla y me da una leve sonrisa- No eres tan malo como crees.

De hecho si lo soy pero me alegra que no lo veas. Te lastimaría más aún.

Se acerca a besar mi mejilla.

-Gracias de nuevo- susurra en mi oído antes de dejar otro pequeño beso en mi mejilla y salir del lugar.

Me detesto.

Mi día empeora y termino rápido, voy a dejar las cosas a la casa de trampa antes de ir a un bar cerca de mi departamento, debo buscar unas cosas que dejé ahí antes de mudarme con Alex.

Mi móvil suena, lo tomo sin siquiera ver el identificador mientras llevo el vaso a mis labios.

-¿Quién?- pregunto secamente.

-Soy yo- la voz de Alex me relaja- ¿Estás bien?

-Lo estoy- aseguro para dejarla tranquila.

-Mamá quiere verte cariño- dice con voz suave.

Y sé que aunque es cierto, eso es sólo una excusa, ella sabe que la necesito, parecerá raro pero tengo una conexión con ambas, con ella y Hanna, me aferré demasiado a ellas con mi pérdida, me dieron todo su apoyo y Alex fue quien me ayudó a salir de mis problemas. Ella me conoce más que yo mismo.

-Voy por ti, dime donde estás- oigo movimientos y el sonido de sus llaves.

-En el bar cerca del departamento- murmuro.

-No te muevas cariño, voy por ti- dice antes de colgar.

Dos tragos son lo único que puedo beber antes de que una mujer entre llevándose la atención de todos como de costumbre, abraza mi espalda y besa mi nuca antes de sentarse a mi lado.

ContrarrelojDonde viven las historias. Descúbrelo ahora