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Jace.

Que mi hermano mayor esté molesto conmigo es una mierda.

Lucca jamás me había hablado de esa manera, tan firme y molesta, esa parte solía llevársela Dereck por motivos obvios, pero esta vez había sido mi turno. Había arruinado todo, sentía que cada día era mejor con Malía allí, la visita de Camille tambien me alegraba pero me había traído problemas.

Siento pasos desde las escaleras, y suspiro, sé que es Lucca solo por su manera de caminar. Mi desayuno intacto frente a mi, sé que él lo había preparado, sabe lo que me gusta y como me gusta, además que jamás me dejaría sin desayunar o sería menos cuidadoso conmigo, sin embargo no tenía hambre, no me pasaba la comida desde anoche. Mi hermano entra a la cocina, se ha duchado y su cabello esta húmedo, su rostro serio aún cuando me ve.
Si hay algo que me hacía sentir especial era que la mirada fría de Lucca se suaviza conmigo, siempre me brinda una sonrisa por muy pequeña que sea, cada mañana, junto a un leve abrazo y preguntando que tal mi noche, preocupándose por si los dolores volvían a mi de madrugada.

Esa mañana no fue así.

Se acercó a la cafetera y se sirvió su amado café, en silencio, ignorando mi presencia o tal vez, demasiado molesto o desilusionado como para hablarme. Acepto mi error, lo arruiné, y Lucca tiene razón, Malía fue la única persona que estuvo cuando empeoraba con mi estado. Aún recuerdo su mirada triste, la desilusión en sus ojos y el dolor por la forma en la que la traté, me odiaba por eso. Porque no fui criado de esa forma, porque ese chico, que ahora pasaba de mi por idiota, me había dado los mejores valores y yo solo tomé eso y lo arrojé a la basura por una chica, quien creía era mi mejor amiga, mientras hablaba idioteces de mi o mis hermanos a mis espaldas. Debía disculparme, con ambos, con Lucca y Malía pero no conocía a mi hermano enojado, a pesar de haberlo visto con Dereck jamás ese sentimiento fue por mi, yo jamás me había portado de esa manera.

Dereck entra pasando una mano por su cabello, despeinándolo, aún está en pijama y sus ojos somnolientos dejan en evidencia que acaba de despertar. Al instante en el que alza la mirada del suelo, nota la incomodidad en el aire, sus ojos se posan en mi para luego detenerse en mi tenso hermano mayor.

-Buenos días- murmura.

-Buenos días- responde Lucca mirándolo brevemente para seguir tomando su café con la vista en su móvil.

El camina a la isla de la cocina sentándose a mi izquierda, toma una de las tostadas de mi desayuno para llevársela a la boca.

-Tu desayuno está aquí Dereck- Lucca señala el mesón, donde efectivamente había alimentos para mi hermano, quién se dirige a atacar su desayuno, dejando mi tostada con un mordisco- Jace, desayuna- demanda con voz fría y firme.

Dereck hace una mueca detrás de él, dándome a entender que todo estaba mal.

Comienzo a ingerir una tostada, obedeciendo, cuando lo veo salir de la cocina y volver a entrar minutos después con mi bote de pastillas en su mano. Deja las que me tocan ahora junto a un vaso con agua.

-Toma las pastillas, pasaré por ti al Instituto- su indiferencia me duele, pero sé que solo hace lo correcto- Dereck- lo mira por unos segundos.

-Lo llevaré, ve tranquilo- le asegura.

- Cuídense, me llaman por si algo pasa- dice antes de salir de la cocina y de la casa segundos después.

Mi hermano bufa y se acerca para sentarse a mi lado.

-Está jodidamente molesto- dice mientras come unas frutas.

-Lo sé- me paso las manos por el rostro con frustración.

ContrarrelojDonde viven las historias. Descúbrelo ahora