87.

1.7K 96 14
                                    

-Excelente Piccola, será un verdadero placer trabajar contigo- sonríe de lado.

-No es tan fácil, tengo términos y condiciones- me hace una seña para que hable- Primero que nada quiero total seguridad, tanto con mi equipo como con mis allegados, nada de trampas, amenazas o extorciones, porque juro que te cortaré la garganta si te atreves, no bromeo- advierto- Ningún miembro de tu mafia se involucrará en nuestros asuntos a menos que se lo pidamos, acatarán nuestras ordenes, nada de hacer la mierda que les venga en gana. Las misiones que haga para ti se harán a mi manera, con mi gente y mi equipamiento. No venderé drogas, ni haré entregas, no mataré inocentes, bajo ningún término asesino niños. De las acciones de mis chicos me haré responsable yo, nada de estúpidos castigos, nada de exigencias y mucho menos sacarlos del trato, me responsabilizo de todo. Tus tratos se harán específicamente conmigo o con la Legión dorada, no meteré a mi gente en la mierda, participarán voluntariamente o nada, se respetará su decisión, sin problemas. Quiero la mayor protección posible para mi equipo en tus misiones, los quiero a todos vivos, soy capaz de quemar el mundo si me falta aunque sea uno de ellos, tenlo claro, porque la primer cabeza que cortaré será la tuya.

Asiente a todo lo que le digo mientras come, los puntos rojos en su cuerpo se han ido aunque sigue en la mira, un mal movimiento y tendrá una bala en la cabeza.

-Lo demás se verá en la marcha- digo seriamente- Ahora, lo que tú harás por mi- me presta atención- Quiero sus negocios en la lona, de esta manera ganamos ambos, ya que tú podrás tomar terreno.

-¿Qué tienes en mente?- pregunta.

-No somos amigos como para que tenga que contarte mis pasos, sólo haz tu parte- gruño.

Sonríe de lado.

-Si no se tratara de ti te torcería el cuello- mete un bocado a su boca- Tienes suerte de...

-De nada, me he ganado todo lo que tengo así que ahorratelo- hago una ademán restándole importancia.

Alza las manos en un gesto de inocencia.

-Bien, puedo hacer eso, pongo a mis hombres a tu disposición, sólo debes decirme y los tendrás- asiento- Necesito conocer la mencionada Legión dorada para saber con quien debo tratar asuntos importantes.

Asiento.

-Nada de intentar averiguar de nosotros, no encontrarás nada- advierto.

-Lo sé y sobre eso, quiero pedirte algo también- alzo una ceja- Necesito información de un enemigo.

-Mándame el nombre y lo que tienes, me encargaré de poner a mis hombres en eso.

Asiente satisfecho.

-Este es el principio de una gran asociación piccola- dice sonriendo de lado.

-Si no me obligas a meterte un tiro en la cabeza lo será-le guiño un ojo.

Salimos del restaurante y tomamos el auto que ya esta fuera de este, un auto protegido por un sistema de seguridad único, que además tiene armas ocultas y un conductor genial que no dudará en disparlas si algo no le agrada.

No digo nada, ya sabe a donde ir, los vidrios sellados llaman la atención de Rizzo no puedes ver hacia afuera porque estos simplemente son como dos placas de acero que por fuera parecen cristales normales.

Me mira con los ojos entrecerrados.

-No te cagues en los pantalones, no confío en ti y no quiero que sepas donde te llevaré- digo mirando a mi amigo por el espejo retrovisor, Chris me da una mirada disimulada y acelera luego de dar un par de vueltas haciendo tiempo.

ContrarrelojDonde viven las historias. Descúbrelo ahora