69.

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Llegamos a la casa, las luces encendidas probaban que estaban esperándonos. Suspiro antes de entrar, no era fácil decir que por un impulso nos había puesto en peligro.

-Nosotros habríamos echo lo mismo, nadie te culpará- me calma Zack, abriendo la puerta por mi.

-Que no te muevas, Black. O juro que en lugar de curar tus heridas, te las causaré- gruñe Hanna mientras cura una de las heridas de su rostro.

-No puedo no moverme- se queja- Mi chica está allá fuera, con un maldito ataque de ira y yo aquí, siendo tratado por una enfermera que quiere matarme- gruñe.

-Tu chica está aquí, sana y salva Edward- Zack sigue con su mal chiste y suelto una carcajada.

Los ojos azules grisáceos de Lucca caen sobre mi, me examina rápidamente para comprobar que estoy bien y se levanta, agradezco que Hann haya terminado con las puntadas.

-Dios, llevátelo antes de que le clave la aguja en un ojo- gruñe Hanna.

Mi chico se acerca y me rodea con sus brazos, besando mi frente como si quisiera mantenerme segura entre sus fuertes brazos. Me siento en casa, siento como toda mínima gota de ira en mi cuerpo hubiera desaparecido por completo. Dejando una sensación de seguridad y protección, estaba a salvo.

Estoy en casa.

-No vuelvas a hacer algo como eso- susurra mirándome a los ojos. Preocupación era lo único que podía ver en ellos.

Pero ver todos esos hematomas, los cortes en su rostro, algunos cerrados por puntadas perfectas que había puesto Hanna, me hacían darme cuenta de que haría lo que fuera por él. Por sacarlo del peligro.

Me separo de sus brazos, dejando un beso en su mentón y mi mirada desesperada busca a mi mejor amigo. La puerta del baño se abre y él sale, el alivio hace que sonría al verlo. Estira sus brazos en mi dirección y me acerco a abrazarlo.

Mi amistad con James es tan valiosa, él es mi hermano. Es la cabeza pensante de nosotros, somos impulsividad y él estrategia. Siempre sabe que decir, él tiene las palabras adecuadas y las dice en el momento justo.

-Estoy bien, linda- murmura en mi cabello.

Repaso a ambos con la mirada, están de pie a pesar de que sé que sus cuerpos deben doler, ambos intentan calmarme, ambos están bien.

James había sido curado en su totalidad, sus heridas estaban completamente atendidas, luciendo mejor luego de la ducha que se había dado antes de que llegara. Sin embargo, Lucca no estaba en las mismas condiciones.

-Ven- lo llama James y mi chico a pesar se sus protestas está obligado por mi a entrar al consultorio de James. Noto que la camiseta blanca de Lucca tiene sangre, recuerdo la sangre bajo su cabeza y entiendo que es eso lo que le preocupa a mi amigo. Él no había sufrido golpes tan graves como Lucca.

Mi amigo revisa su cabeza y comienza a pasar un algodón para limpiar la zona. Cuando veo que saca varios llenos de sangre y la seriedad en su rostro puedo ver que es grave.

-Debo decir que tienes buena tolerancia al dolor, eres fuerte- habla mientras sigue con su labor- Cualquier persona ya estaría inconsciente por la cantidad de sangre perdida y la gravedad de tu herida. ¿Sientes algún mareo?¿Náuseas?-

Lucca niega.

-Sorprendente- murmura James.

-Estoy acostumbrado- murmura dejando claro que no hablará más de eso por ahora.

Mi amigo me hecha una mirada por sobre su hombro antes de terminar de vendar esa zona de su cabeza. Sale del consultorio dejándonos a solas, luego de darle las gracias.

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