19.

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Entré silenciosamente a la casa, mi arma en mi cintura, lista para ser disparada de ser necesario. Los Bennet eran sospechosos, habían cortado los frenos de la moto de Zoen por lo que quise investigarlos. Mi principal sospechosa era Natalie pero se encontraba fuera del país por lo que estos dos deberían saber algo. Cole Bennet dormía en el sofá de la sala, no habia nadie en la casa además de él. Tomé el arma de mi cintura y apunté a su cabeza, presionando su frente con esta. Rápidamente se despertó y quiso ponerse de pie pero un puñetazo en su estomago lo mantuvo quieto.

-Escucha- saqué la nota de mi bolsillo y se la enseñé- Sé que tienes algo que ver con esto. Nadie saldrá herido si me dices quien mierda es él que nos amenaza- le quité el seguro al arma- De lo contrario, adiós Cole- cerró sus ojos fuertemente.

-No he sido yo, eso puedo jurartelo. Sé quien fue, no puedo decirte pero puedo decirle que pare- habló desesperado.

-Un nombre- presioné el arma en su frente.

-Aaron Bradley- cerró sus ojos.

No. No puede ser.

Aaron Bradley era un amigo de papá, un dia cuando él no estaba vino a casa a buscar unos papeles, me encontraba sola ya que Matt estaba en otro país, mamá y papá habían viajado. Intento abusar de mi pero se metió con la chica esquivocada, lo dejé desmayado en el suelo por los golpes, él era fuerte pero yo rápida. Ahora entendía todo, él tenia una orden de alejamiento, por lo que no podía acercarse a mi, y por eso se estaba vengando con mis amigos.

-Si dices una palabra sobre mi y de que estuve aquí, vuelvo y termino el trabajo- le susurré el oído antes de golpearlo con el arma y dejarlo inconsciente.

Estaba metida en una grande.

L u c c a

Salí al balcón a fumar un cigarro, miré en dirección a la ventana de mi vecina pero las luces estaban apagadas. Luego de media hora se oyó su moto entrando a su cochera y tiempo despues las luces de su habitación se encendieron.
Hace semanas que somos amigos, cada noche cruzo a su balcón y hablamos por horas. Lo que hacíamos en el día o cosas triviales, aún no hablábamos de cosas personales.

Vestía de negro y llevaba su cabello en una coleta, desapareció unos minutos y luego volvió con unos short pequeños y una blusa de tirantes. Salió al balcón y me regaló una sonrisa hermosa.

-¿Esperando por mi, Gian?- desde que le dije mi segundo nombre no deja de llamarme asi. Aunque odio ese nombre, cuando sale de sus labios suena muy bien.

-Tal vez Cassie- sonreí y salté a su balcón.

-Ven, subamos- habló refiriéndose al techo de su casa, asentí y subimos.

Se recostó mirando las estrellas mientras yo la miraba a ella, sus ojos fijos en el estrellado cielo, su respiración relajada, su rostro relajado. Era preciosa.
Su mirada se encontró con la mia, nos quedamos mirándonos por largos minutos hasta que desvío su mirada al cielo nuevamente y habló.

-Solíamos venir aquí con Matt- la nostalgia en su voz me apretó el corazón- Amábamos ver las estrellas juntos, cada noche veníamos y nos quedábamos horas solo viéndolas. Hasta que comenzó a salir con ella, le dedicaba todo su tiempo hasta que se fue. Ahora ya no lo hacemos- se encogió de hombros.

-También tengo un lugar favorito. El lago a donde fuimos el otro dia, cuando era pequeño solía escaparme de casa para ir a ese lugar en bicicleta. Cuando los problemas de ira venían a mi iba a ese lugar, para no lastimar a nadie-

-¿Desde cuando los tienes?- estaba sentada a mi lado mirándome con atención.

-Desde siempre, al parecer los heredé- esquivé su mirada.

ContrarrelojDonde viven las historias. Descúbrelo ahora