31.

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Sus ojos estaban cerrados pero sabía que estaba despierto, se veía tranquilo, relajado y eso no es común en él por lo que simplemente me quedé en silencio admirándolo. Era el hombre más guapo que había visto y no sólo eso, era la mejor persona que conocía. Tiene una vida difícil y aún así nunca se rinde, tiene un corazón enorme, soy consciente de que aun falta mucho por conocer pero debo aceptar que me gusta lo que conozco. Tomé mi móvil y le saqué una foto, el sonido me delató y lo notó ya que abrió uno de sus ojos y puso una sonrisa egocéntrica.

-Estaba apunto de decirte que una foto dura más que mirarme como acosadora pero creo que ya lo sabes- siguió con sus ojos cerrados.

-Claro que lo sé y me aseguré de eso. Ver a Gian Lucca Black relajado no se ve todos los dias- rió al escuchar su otro nombre.

-Claro Cassie- gruñí y golpee su pecho levemente.

Eran pasadas la una, y él no parecía querer irse ni a mi me molestaba su presencia, me agradaba.

-¿Quieres helado?- me levanté de la cama para acercarme a la puerta.

-Claro, estoy seguro de que tienes menta granizada- sonrió de lado.

Si, era mi sabor favorito de helado.

Pero jamás se lo dije.

-¿Cómo sabes eso?- levanté una ceja.

-Matt- se despeinó el cabello, cosa que hacía cuando estaba nervioso.

Decidí ignorarlo y bajar por el delicioso helado y dos cucharas. No esperaba encontrarme a papá en la cocina tomando un vaso de agua.

-Hola papá - sonreí inocentemente.

Dejó el vaso lentamente y me observo con seriedad. Elevó una ceja y se acercó lentamente a mi.

-¿Que haces despierta Cassie?- achicó los ojos en mi dirección.  Rodé los ojos.

¿Todos me llamarían por ese estúpido nombre ahora?

-Alex- gruñí.

-Como sea- movió la mano restándole importancia.

-Quiero helado- me escogí de hombros sacando el helado junto a dos cucharas escondidas.

Entrecerró los ojos en mi dirección intentando descifrar si mentía o no.

Me enseñaste a ocultar todo ¿Lo recuerdas papá?

-Bien, trae mañana a ese chico a comer, quiero conocerlo- rodó los ojos.

- Esta bien, veré si puede venir- pasé por su lado- Descansa papá- dejé un beso en su mejilla y subí rápidamente a mi cuarto.

-Si, puedo venir mañana - sonrió en mi dirección en cuanto entré a la habitación.

-Eres un chismoso- lo regañé mientras reía.

Nos sentamos en la cama, uno frente al otro y le pasé una cuchara.

-Cuentame algo que no le hayas dicho a nadie- habla dejándome confundida por su interés, pero confiaba en él.

-Tengo varios tatuajes- sonrío- Más de los que se ven-

Mordió su labio de una manera sensual, tuve que usar toda mi fuerza de voluntad para no saltar sobre él y besar esos labios carnosos.

-¿Puedo verlos?-

- Algún día- hablé mientras saboreaba el healdo- Es tu turno -

-Quiero ser empresario- sonríe levemente.

ContrarrelojDonde viven las historias. Descúbrelo ahora