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Dereck.

-No sabía que Alex tenía otro hermano- habla Jenn  mientras busca una camiseta mía para dormir.

-Tampoco yo- digo desinteresado mientras me recuesto en la cama.

-¿Eres consciente de que no se parecen en nada?- pregunta mientras revuelve mis prendas.

-No necesitas la misma sangre para ser hermanos- tomo mi móvil.

Lucca me demostró eso, sin ser mi sangre ha sido el mejor hermano y padre que alguien pudo tener.

El móvil vibra en mis manos con un mensaje.

De: Pamela

Oye guapo, tengo casa sola ¿Vienes?

No he estado con nadie desde que Jenn está aquí. Pensándolo bien mi actitud ha cambiado bastante desde que ella se mudó conmigo, ha mejorado y soy menos imbécil.

O eso creo.

-Tienes razón- sonríe mientras me volteo para que pueda cambiarse tranquila. Siento que el colchón se hunde a mi lado minutos después y besa mi mejilla- Listo- sonríe.

La observo en silencio, sus lindos ojos viéndome con cariño, sus labios curvados en una linda sonrisa que hace que algo surja en mi interior.

El móvil vuelve a vibrar en mis manos, haciendo que ella baje la vista y lea lo que no quería que leyera. Su rostro se descompone y su sonrisa se borra, intenta disimular y se aleja para ir al baño.

Bajo la vista al móvil en mis manos.

De: Pamela.

Podemos divertirnos como la otra vez, quiero gemir para ti.

Me quedo con la vista fija en esas palabras, me sorprende que no causen nada en mi. El deseo de ir o al menos las ganas de querer follarla para hacerla cumplir sus palabras.

De:Dereck
Será para otra ocasión, no estoy de humor.

De: Pamela.

Tú te lo pierdes ;)

No lo había pensado pero desde que Jenn vive aquí no se me ha pasado por la cabeza el sexo, he rechazado propuestas por quedarme a ver películas con ella, por llevarla a comer o símplemente para velar su sueño, mirándola mientras duerme sin ser consciente del tiempo y de lo idiota que debo verme haciendo algo como eso.

Me pongo de pie para cambiar mi camiseta y ponerme unos pantalones cómodos para dormir, Jenn sigue en el baño y me preocupa. Toco la puerta dos veces y no obtengo respuestas, la desesperación comienza a nacer en mi cuando quiero abrir y está con llave.

-Jenn, ¿Qué sucede?- pregunto pegado a la puerta.

-Nada...yo...ya salgo- murmura.

La espero en la puerta y cuando sale noto su mirada perdida, tomo su rostro entre mis manos pero se aleja de mi, como si mi tacto le quemara y eso es peor que un jodido puñetazo. Mi ceño se frunce cuando me sonríe, su sonrisa no llega a sus ojos, sólo se mete en la cama sin decir una palabra.

Me acuesto a su lado, sin tocarla, ella no quiere y no deseo incomodarla ni nada por el estilo. Ella es la mujer que respetaré toda mi vida por sobre todo. La miro pero ella no me devuelve la mirada.

-¿Estás bien?- murmuro.

-Si, yo...tengo sueño- se oye nerviosa pero no saber el motivo me está volviendo loco.

ContrarrelojDonde viven las historias. Descúbrelo ahora