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Alex.

Salgo del consultorio de James con la idea fija de traer a Rizzo aquí cueste lo que cueste. Abrió su puta boca para joder mi vida, ahora hará lo que yo diga.

Soy quien tiene las riendas del juego y es hora de que se entere.

Detengo mi moto en el lugar que acordé verlo, veo su lujoso y elegante auto, dentro, sólo él.

Solo y en una carretera en medio de la nada.

Él decide, si salir de aquí conduciendo su preciado auto o ser encontrado muerto en medio de la ruta.

No hay opciones, ni salidas. O hace lo que le pido o muere este mismo día.

Le tienes cariño.

Tal vez, pero conmigo nadie juega ni se pasa de listo. Es momento de que lo vea, que sepa que no me voy con juegos.

Baja y se para erguido, si, tiene actitudes que son propias en mi. Bajo dejando mi casco completamente negro sobre mi vehículo. Lo enfrento, se ve serio y yo estoy furiosa.

¿Mala combinación? Seguramente.

-Aquí estoy-abre sus brazos acercándose.

-Quiero rehacer el ADN- voy al punto, quiero terminar con esto lo más pronto posible.

-Ya te he dicho que cuando quieras- dice mirándome a los ojos.

-Contigo-lo señalo con la cabeza.

Ríe y niega, aprieto el arma en mi cintura.

-Piccola- me llama- No haré eso.

Desfundo el arma y le apunto a la cabeza.

-Ya me harté de tus juegos Rizzo- gruño- Se hará lo que yo diga.

-No lo entiendes-niega.

-No quiero entender una mierda, quiero hacer el puto ADN y será contigo- demando.

-Saldrá negativo- murmura apretando su mandíbula.

Estoy tentada a dispararle.

-Siempre supe que era una puta mentira- hablo fuerte- No llevo la jodida sangre de los malditos Rizzo.

-Soy yo quien no la lleva Piccola-murmura dejándome en shock.

¿Qué mierda dice?

(...)

-Debiste escucharme antes de armar todo ese show- rueda los ojos mientras me siento en la cajuela de su auto.

-No tientes tu suerte- lo miro mal.

-Te advertí que nada de lo que dije era para hacerte daño-dice sentándose a mi lado.

-Tendría que matarte- gruño.

-Pero no lo harás, porque fui el único que vino a quitarte la venda de los ojos. Porque pese a todo fui el único en no mentirte, el único que fue leal a ti.

Odio que tenga razón.

-Sabes que yo soy el menos culpable aquí- sigue.

Sé que no lo es, soy consciente de que no, también de que apenas lo supo vino a decirme la verdad. Es lo único que lo mantiene con vida.

Además es el único que me ha dado respuestas, como el por qué de no hacerse el ADN. Fue adoptado por un Rizzo, por Vincent Rizzo, y casualmente posee casi los mismos rasgos de todos nosotros, los mismos ojos, la misma belleza que todos tenemos, nunca nadie sospecharía que no es un familiar directo. Dicen que todos tenemos un igual en el mundo, él sin dudas podría ser uno de mi padre.

ContrarrelojDonde viven las historias. Descúbrelo ahora