Capítulo 8: ¿Con qué?

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Me sentía extraña, sola y vacía

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Me sentía extraña, sola y vacía. Había estado ignorando a Peter luego de lo pasado la otra noche y me la había pasado acostada en mi habitación mientras escuchaba canciones de todo tipo, mayormente de Imagine Dragons y OneRepublic. Sus canciones me calmaban de alguna forma y me hacían sentir algo mejor, aunque no tanto.

Daniela pasaba de vez en cuando a mi habitación y me observaba, a veces no se atrevía a entrar pero cuando lo hacía tan sólo me sonreía y me preguntaba qué me pasaba. Yo no lo contestaba, sólo negaba con la cabeza y ella se marchaba luego de acariciarme el pelo.

Estaba en una completa paz. Claro, aunque me sentía algo depresiva sin Peter.

Hasta que Catherine se metió a la fuerza a mi cuarto.

Le había dicho estrictamente a Simón y Daniela que no quería recibir visitas. Pero, como Cath es Cath y Simón es Simón, él no la dejó pasar y ella se metió por la ventana. Me metí tremendo susto cuando la vi meterse en mi habitación y plantarse en frente de mí. Me sonrió y luego comenzó a jugar con uno de mis muñecos de trapo.

—Ahora dime —comenzó a decirme Catherine—. ¿Cómo es que tú y Peter no se hablan luego de haber fajado intensamente en la discoteca?

No quería decirle la verdad, que yo había estado ignorándolo por la vergüenza que sentía por haberme acostado con él. No me arrepentía, pero era extraño verlo a la cara después de eso.

Al final opté por decirle un poco la verdad y algo distorsionada.

—Nos da vergüenza —dije poniéndome roja levemente.

—¡No jodas! —dijo ella y comenzó a zarandearme—. ¡Eso es lo más normal del mundo! ¿Usaron condón?

—¿Con qué? —pregunté pero luego recordé—. Oh, mierda —dije cubriendo mi cara con las manos y luego pasándolas por mi pelo.

Cath se sentó a mi lado y pasó su brazo sobre mis hombros para luego acercarme más a ella en un abrazo.

—Descuida, los accidentes pasan, eso no significa que estás embarazada —dijo y luego pensó—. Pero si lo estás Simón te mata y castra a Peter.

—¡No me digas esas cosas! —le dije exasperada—. Me haces sentir horrible. ¡Seré mamá! —comencé a chillar.

—Por Dios, Még, no exageres. No estás embarazada.

—Pero, ¿y si lo estoy?

—¿Quieres estarlo?

—No.

—Entonces cállate.

Asentí riendo y entonces ambas bajamos pues Catherine tenía ganas de hacer travesuras. Tengo tiempo sin hacerlas y sería divertido hacerles unas cuantas a nuestra querida familia, noten el sarcasmo.

—Adiós, papi —le dije abrazándolo y él suspiró, no podía darle el gusto a Itzitery de que Simón ya no me hablara.

—Adiós, cariño. ¿Pero a dónde vas? —me preguntó subiendo una ceja.

—Pues...ehm...a dar una vuelta con Cathy —dije con una sonrisita inocente.

—Uhm, de acuerdo. Pero no se metan en problemas, por favor.

—Si, papá.

Salimos de la casa y comenzamos a caminar por las casas de la familia Pasquarelli y compañía, pasamos por el sendero donde siempre estaban mis papás. ¿Por qué me debo de poner tan sentimental al pasar por aquí? Bueno, este es un lugar muy especial donde mi papá quería pedirle matrimonio a mamá, donde casi nos mata a mamá, Simón y a mí. Tantas cosas ocurridas en un lugar tan hermoso. No es justo que luego de todo lo que pasaron ya no esten aquí.

—Még... ¿Qué te pasa? —me preguntó Catherine secando una lagrima que salía de mi ojo izquierdo. No me había dado cuenta.

—Nada —dije suspirando tratando de deshacer el nudo en mi garganta—. Vamos a lo que vinimos.

Nos subimos a un árbol del patio que dá justo en frente de la habitación de Gastón y Nina. Esos dos se estaban comiendo a besos como si el mundo fuera a acabarse y en el infierno no se pudieran besar pues les iban a estar dando latigazos. Cath sacó su celular y comenzó a grabar muerta de risa. Tomé un mango que había en el árbol y lo lancé con fuerza y justo bajamos rápido pero Gastón logró vernos. Nosotras corrimos rápido.

—¡Se lo diré a Itzitery y a Simón, par de demonios! —nos gritó pero nosotras corríamos para salir de su casa.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora