Capítulo 46: Un amor inocente

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En la casa Pasquarelli Valente, mientras ambos miraban televisión se sentían algo alejados

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En la casa Pasquarelli Valente, mientras ambos miraban televisión se sentían algo alejados. Las cosas habían cambiado mucho, aunque ellos desearan que las cosas fueran las mismas no veían la forma de que pasara.

Matteo amaba a Lu con todas sus fuerzas, pero la notaba distante y por eso él se alejaba también. Aunque le dolía, luego de todo lo que habían pasado pensaba que ella estaría más cariñosa.

Lu sentía una opresión en su pecho por ocultarle a Matteo lo que pasaba con su hija. No quería traicionar a ninguno de los dos y por eso guardaba silencio, aunque le doliera.

Su pequeña estaba en esos momentos en la boda de un profesor y ellos se habían quedado solos por un buen rato. Como se la habían pasado esas dos semanas que Mégane estaba en casa de Simón y Daniela.

Ninguno de los dos tomaba la iniciativa pero alguno debería de hacerlo en algún momento. Matteo tenía planeado hacer algo desde que ambos despertaron del coma pero nunca encontraba el momento indicado.

Aunque, para él, el momento indicado sería cuando Lu no estuviera distante.

Tenía que hacerlo, si no se decidía en ese momento podía que nunca se volviera a presentar la oportunidad.

—Vamos a salir —le dijo de repente.

Lu volteó a verlo algo confundida por su cambio repentino.

—¿A dónde?

Matteo le sonrió y le tomó la mano haciendo que una corriente eléctrica le cruzara por el brazo.

—Es una sorpresa.

Ella sonrió y se levantó del sofá para ponerse los zapatos pero él la haló e hizo que se pusiera a correr con él hasta fuera de la casa.

Corrieron debajo de la luna y las estrellas hasta que llegaron a un pequeño llano, que se ocultaba entre dos de las mansiones. Lu reconoció el lugar al instante. Pero con los buenos recuerdos venían los malos incluídos.

Volteó a ver al hombre frente a ella. Los ojos de él a la luz de la luna tenían un brillo único que la hechizaba y le despejaba la mente de los malos recuerdos.

Matteo se acercó a ella tomándola de la cintura y la besó. No fuerte, ni lento, sino con un movimiento único que lograba expresar todos sus sentimientos. La tomó del pelo suavemente y acercó más sus rostros haciendo el beso más profundo e íntimo.

Las mariposas que creyó nunca volver a sentir comenzaron a reanimarse en el vientre de Lu y la hicieron acercarse más al causante de la resurrección de las mariposas.

Matteo le bajó suave y delicadamente uno de los tirantes del vestido que tenía puesto y le besó el hombro. Luego, hizo lo mismo con el otro tirante. Ella le tocó el pelo suavemente y suspiró, sintiendo las caricias en sus hombros y al mismo tiempo en la parte más íntima de su cuerpo. Sentía como una ligera humedad en su parte baja y sus mejillas se calentaron. Matteo, con una mano acaricio uno de los muslos de su mujer y subió suavemente por la parte interna de éste hasta casi llegar a las bragas. Ella sintió una ligera corriente por el toque pero él alejó su mano y la posó en la cadera de Lu.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora