Querida Jessy | Capítulo 51: Mala madre

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•Catherine•

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•Catherine•

El ambiente de la discoteca estaba cada vez más encendido, yo bailaba junto con Mitzi muy pegada a mi cuerpo, aunque yo también me acercaba bastante al suyo por decisión propia. La chica sabía bailar de manera excelente, cosa que la pobre Még nunca supo, así que con esta chica es más gratificante el baile.

Volteó hacia su rostro para poder verla a la cara, ella tiene una brillante sonrisa en su rostro y lleva sus manos hasta mi cintura para pegarme más a ella. Le sonreí de vuelta y le seguí el ritmo, sintiendo el alcohol y la pequeña pastilla que ella misma me había dado hacer efecto dentro de mi cuerpo. Cerré los ojos en pleno éxtasis y sentí unas manos en mi pelo, acariciándolo con suavidad.

Alguien chocó conmigo y me hizo trastabillar, Mitzi me sostuvo por inercia y miró mal a la persona que había interrumpido nuestro baile. Voltee a ver quien era, con mi mano entrelazada a la de mi amiga, y observé, unos centímetros más abajo de mí, a la mejor amiga de mi hermana.

—¿Caroline? —pregunté con una sonrisa. Su rostro parecía evaporarse y me causaba gracia—. Hola, minion, ¿cómo te va?

—Jessy no aparece —soltó y yo ladee la cabeza con algo de confusión.

—¿Cómo que no? —pregunté con algo de gracia—. Debe de estar por ahí. En su casa, fajando con su marido.

—Bueno, puede ser... —comenzó a decir y su teléfono sonó. Sacó de sus bolsillos un artefacto que parecía un gato mutante y soltó un suspiro de exasperación—. Es ella. Sólo espero que esté bien.

Se alejó de mí con paso tranquilo y yo me dispuse a continuar mi bailecito. Moví mi trasero contra mi amiga y luego me alejé de ella, camino a la barra, deseando mojar mi garganta con alcohol.

Addy se acercó a mí con una botella de vodka, pues la chica ya me conocía bien y yo le di un trago demasiado grande que hizo que me ardiera la garganta. Tosí varias veces, sintiendo que mi estómago se revolvía y mi mente viajaba. Me sostuve de la barra de bebidas y dejé escapar una buena carcajada. Siempre se me olvidaba que a las botellas de vodka le agregaban algo más.

Cuando pude enfocar mi vista en algo, noté a Finegan bailar en la discoteca con un muchacho bastante atractivo la verdad. Me quedé observándolos, sintiéndome extraña porque cada vez me exitaba más el ver a dos chicos juntos.

El muchacho llevó su vista hacia mí y se mordió el labio inferior y sin quitar su vista de mí, besó a Finegan, lo que hizo que algo se explotara en mí. Le di otro trago un poco más pequeño al vodka aun con mi vista sobre ellos. El chico me hizo señas para que me acercara y sin pensarlo dos veces lo hice. Me deslicé entre las personas con una rapidez impresionante y en pocos momentos me encontré delante de ambos. El chico se separó de Finegan y este volteó a verme y en su rostro se mostró una sonrisa brillante.

—La maravillosa Pasquarelli —me dijo y me abrazó con fuerza, yo hice lo mismo, mirando al muchacho—. No te cansas, de fiesta en fiesta todos los días.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora