Capítulo 56: Cuando la luz comienza

19 5 0
                                    

Mis ojos estaban como platos, pensaba que en cualquier momento se me iban a salir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mis ojos estaban como platos, pensaba que en cualquier momento se me iban a salir. No pude reaccionar y Peter tampoco. Matteo y Simón estaban como camiones de bomberos. Fulminaban a mi novio con la mirada y parecía que en cualquier momento le caerían encima para matarlo sin importarles que me hubiera salvado de... No quiero ni mencionarlo.

—Matteo... Simón... —comencé a decir con un nudo en la garganta por el miedo. Ellos no quitaban la vista de Peter, que se había puesto blanco como un papel—. Puedo explicarlo.

—Cállate, Mégane —me cortó Simón—. Quiero que ese maldito infeliz que está ahí como si nada me explique... —se detuvo cerrando los ojos un instante y luego, cuando volvió abrirlos, estaban que te pulverizaban—. ¿DESDE CUÁNDO HA ESTADO VIOLANDO A MI NIÑA? —ambos nos sobresaltamos del miedo.

Matteo se acercó a Peter y lo tomó del brazo, era más alto que él y estoy segura de que Peter estaba más que intimidado.

—Tienes tres segundos para decir algo coherente antes de que te arranque lo único que te diferencia de una mujer —dijo Matteo con los dientes apretados y acercando a Peter más hacia sí.

—No estábamos haciendo nada malo —respondió rápidamente.

Podría decir que estaba temblando pero no podía estar segura.

—¡QUÉ NO! —gritó Simón sobresaltándome—. ¡LE ESTABAS METIENDO LA LENGUA HASTA LA LARINGE!

—¡Y TUS MANOS ESTABAN EN TODOS LADOS, MALDITO PEDÓFILO CON COMPLEJO DE PULPO! —gritó Matteo.

—Yo creía en ti, yo creía en ti —comenzó a decir Simón caminando de un lado a otro en mi habitación—. Y mira lo que haces —se pasó las manos por el pelo—. Los dejaba solos, que se fueran a Moscú, a todas partes...

—¿QUÉ? —gritó Matteo soltando a Peter tan de repente que éste casi se cae.

Mi padre biológico caminó hasta el adoptivo echando humo de las orejas. Peter aprovechó para levantarse y correr hacia mí y rodearme con sus brazos sin quitar su mirada de mis padres.

Todo era una mierda. Justo tenían que encontrarnos en esa posición y a Peter sin camisa. Tengo una suerte excelente.

'Sabía que algún día pasaría.'

No hice caso al demonio en mi hombro. Apreté fuerte el brazo de Peter esperando la siguiente munición.

—¡LOS DEJASTE SOLOS MILES DE VECES, IMBÉCIL! —le gritó—. PODÍAN HASTA HACERNOS ABUELOS. Esperen...

Se volteó bruscamente hacia nosotros y fulminó con la mirada a Peter, quién se alejó de mí pero permaneció a un lado de la cama, de pie.

—Mégane, dime por el amor de Dios —comenzó a decir Matteo algo nervioso—. Que aún eres virgen. Y si no lo eres, que no fue con ese desgraciado.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora