Querida Mégane/Querida Jessy

Capítulo 41: Final feliz

Con que mi desaparecida madre había chantajeado a mi novio para que termine conmigo. Eso es lo peor que podía haber hecho. ¡Quién se creía ella para meterse en mi vida de esa manera! Eso era el colmo.

—¿Cómo pudiste? —le pregunté molesta y ella se acercó más a mí.

—Es un hombre. ¿Cómo demonios se te ocurrió meterte con él? —preguntó igual de molesta.

—¿A ti que te importa? ¡Es mi jodida vida! —le grite molesta.

—¡No me hables así, soy tu madre!

—¡Qué me faltó por 16 años! ¿Crees que tienes derecho a decidir por mi vida?

No esperé su respuesta. Me senté en la cama y me puse a llorar cubriéndome el rostro. Los estúpidos sollozos salían por dos razones.

1. Peter si me quería, todo era culpa de mamá.

2. Mi madre arruino tal vez por siempre mi vida amorosa.

Escuché como mamá se va acercando a mí pero di un manotazo para que se alejara y seguí sollozando sonoramente.

La puerta de la habitación se abrió. Escuché unos pasos fuertes que se acercaban a mí pero hice lo mismo que con mamá. Me escurrí por la cama y escondí mi cara entre las almohadas.

—¿Qué pasa? —escuché decir a papá.

—Mégane... —escuché a Simón entrar.

Alguien tocó mi hombro y yo sin siquiera abrir los ojos me lancé a sus brazos dejando de llorar. Él me acarició el pelo paternalmente y me estrechó más en sus brazos.

—¿Qué pasó? —le decía papá a Lu desde el otro lado de la habitación.

—Nada.

Agradecí a mamá internamente por no decir nada a papá de nuestro asunto y levanté la mirada para ver a Simón mirándome tiernamente.

—¿Qué pasa, Méggie? —preguntó pero yo negué y volví a bajar la cabeza.

—Mejor ya nos vamos —dijo Daniela—. ¿Sí, Mégane?

Asentí y me levanté de la cama secando mis lágrimas. Observé a mi supuesta madre y salí de la habitación bajando las escaleras. Me encontré a Tyler sentado en uno de los sofá de la sala pero al verme corrió a abrazarme y yo correspondí al abrazo.

—¿Qué pasa? —me preguntó y yo negué.

—Descuida —dije y lo abracé más.

Simón y Daniela bajaron con mis maletas y Matteo y Lu detrás. Me alejé un poco de Tyler pues papá venía a darme un abrazo que yo recibí con mucho gusto. Mamá se quedó observándonos desde donde estaba y cuando estuve a punto de irme sólo me sonrío.