Querida Jessy | Capítulo 05: La Mujer Maravilla

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•Mégane•

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•Mégane•

Me sentía algo mal, la conversación con Finn seguía reproduciéndose en mi cabeza una y otra vez y no ayudaba que éste permaneciera del otro lado del salón y me lanzara miradas de vez en cuando. Sabía que no sólo era el hecho de recordar el secuestro, había más detrás de todo y yo quería saberlo.

Tomé un sorbo del jugo de ciruela en mis manos y miré a mi rubia prima a mi lado; se notaba en otro lugar, como si estuviera pensando en algún lugar lejano. No me atreví a interrumpirla. En lugar de eso, llevé mi mirada a la pista de baile pero eso sólo empeoró mi humor. Cath y Edward aún estaban dándose muestras de amor como dos pequeños críos.

Caminé hasta la cocina para tener un poco más de tranquilidad. Habían unas cuantas personas buscando bebidas o simplemente hablando tranquilamente. Me apoyé en una pared y saqué mi iPhone de mis bolsillos. Sí, tal vez lo que tenía planeado no era buena idea pero algo tenía que hacer. Estaba casi desesperada, pero no veía otra opción.

—¿Mégane? —escuché la voz del otro lado del teléfono. Se me hacía un poco difícil escucharle.

—Ruggero —le dije—. Sí, soy yo.

Algunas personas en la cocina comenzaron a hacer muestras de cariño así que me alejé buscando algún lugar para hablar.

—¿Qué pasa? ¿Estás bien? —preguntó en tono preocupado.

Luego de haber terminado con el grupo de apoyo al que papá Matteo me había enviado, Ruggero (quién era el instructor) se había vuelto un buen amigo mío. Siempre lo llamaba en busca de consejo.

—Más o menos —respondí, viendo un pequeño armario de limpieza y entrando en él.

La música ya casi ni se escuchaba. Busqué a tientas el interruptor de luz y encendí la bombilla. Me encontré en un espacio un poco reducido y limpio. Me senté sobre un cubo amarillo que estaba boca abajo y me dispuse a hablar.

—Catherine ha hecho una fiesta —le dije.

—Lo sé —respondió y puedo asegurar que estaba sonriendo.

—¿Estás aquí? —pregunte, un tanto sorprendida. Nunca lo había visto en las fiestas de mi loca prima.

—Por supuesto —respondió—. ¿En qué lado estás? Puedo ir contigo.

—No es necesario —dije rápidamente.

Era más fácil para mí hablar si no me estaba mirando.

—De acuerdo. Pues dime qué te pasa. ¿Te ha obligado a hacer algo que no querías?

—No —le respondí y di un suspiro, sintiendo como mis mejillas se iban calentando.

—¿Entonces...?

—Al parecer Catherine y Edward son pareja —solté.

Digamos qué..., Ruggero era mi psicólogo, literalmente. Según mis pares de padres debía ir a uno luego de aquel trauma del secuestro. Dio la casualidad de que querían un psicólogo que fuera joven y justo se encontraron con Ruggero. El chico que se llama como el abuelo. Y como el marido de Itzitery.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora