Capítulo 31: Alex

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Robos, incendios, ventas ilegales, vendió a Tyler una vez y otra lo secuestró para que sus padres le den dinero

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Robos, incendios, ventas ilegales, vendió a Tyler una vez y otra lo secuestró para que sus padres le den dinero. ¡Joder, él era perfecto! No podía creer que una criatura así ya no estuviera en Inglaterra. Al parecer lo expulsaron por intentar encender el internado con un encendedor y vodka, que mente la suya.

Traté de buscar a dónde lo enviaron luego de expulsarlo del internado pero no encontré nada. Al parecer luego de expulsar a alguien del internado no quieren volver a saber de él.

Sólo dos personas en la historia de los internados habían sido expulsados.

Ahora que lo pensaba, nunca lo vi, pero tal vez porque nunca fui al internado masculino con frecuencia. Si hubiera ido me hubiera vuelto mala con anticipación pues más fácil le hacía caso a Noah ya que estaba bien bueno.

—¿Lo encontraste? —me preguntó la mujer y yo asentí aún viendo el monitor.

—Creo que mejor salgo, no quiero que el abuelo me vea.

Me levanté, me despedí con la mano de la mujer y salí de la oficina para ir al internado de mujeres.

Llegué y noté unas internas intentando escapar, les lancé una piedra y ellas voltearon a verme de manera amenazante.

—Uy —dijo una de ellas—. La niña buena nos va a acusar.

—No sean imbéciles —les dije y ellas abrieron los ojos y la bocas hasta más no poder—. Sólo quería decirles que ahí hay cámaras, váyanse por otro lado.

Ellas asintieron aún sin poder creerse que yo las estuviera ayudando y salieron corriendo hacia la dirección opuesta de donde estaban. Las observé hasta que desaparecieron de mi vista y luego vi al abuelo salir de uno de los edificios de los internados. Me observó sorprendido y luego se acercó a mí con una sonrisa.

—¿Qué hace mi niña bien aquí? —preguntó abrazándome.

—Vine a ver a mi abuelito —respondí con una sonrisa—. ¿Cómo estás?

—Bien. ¿Y tú? ¿No deberías estar en los ensayos del coro?

—Ya no voy a la iglesia —respondí.

Él se alejó de mí con una cara de pánico. De seguro sabía que algún día seguiría la tradición de la familia pero no esperaba que fuera tan pronto.

—¿Qué? —preguntó ahora más calmado.

—Sabías que algún día pasaría y ya tengo dieciséis.

—Pero, Mégane... —comenzó a decirme—. No puedes seguir con la maldita manía de las mujeres de esta familia. Pensé que eras diferente.

—Tú mismo lo dijiste, era —dije y sonreí.

—Por favor... —me suplicó—. Piensa bien lo que harás. ¿Estás dispuesta a sufrir de esa manera? ¿Y si terminas como tu padre?

—Ahora está vivo y más joven que nunca —le respondí con una sonrisa.

'Que perra'.

El angelito de mi hombro apareció y me dieron ganas de darle un zape para que cayera al suelo hecha mierda.

—De acuerdo —dije suspirando y él sonrió—. Iré sólo hoy. ¿Bien?

—Gracias —dijo él abrazándome.

Salí de los internados y me dirigí a casa de mi amada tía. ¿Adivinan cuál?

Llegué y entré sin tocar la puerta y Jessy se acercó a mí. Con que ya la dejaban salir...

—Están peleando —me dijo.

—¿Por qué? —le pregunté.

—La boda —me dijo y desapareció de mi vista.

Caminé hasta el patio y mientras más me acercaba notaba los gritos más fuertes. Itzitery y Lí discutían fuertemente lo que me mataba de risa. Observé a Tyler a un lado sonrojado y hablando con ellos lo que me confundió. Me acerqué a él y me miró.

—¿Qué pasa? —le pregunté.

—Llegué pensando que estabas aquí con Cath y me encuentro con esto. Me hicieron meterme en la discusión pidiéndome mi opinión.

—¿Para qué me buscabas? —le pregunté y él se sonrojó.

—Lo que pasó hace rato...

—Descuida —dije haciendo un ademán con la mano—. Vamos a la iglesia.

—¿A la iglesia? —me preguntó sorprendido pero yo ya estaba arrastrándolo hacia afuera.

Caminamos hasta mi casa y allá saqué mi auto de la cochera para luego subir a él. Tyler entró de copiloto y yo arranqué a toda velocidad haciéndonos estamparnos en los asientos. Conduje rápido para llegar a la iglesia y al hacerlo vimos a los chicos del coro ensayar al aire libre.

—Se les va a dañar la voz así —les dije y todos me miraron.

—¡Mégane! —dijo Alex, el típico cristianito. Que está enamorado de mí desde siempre.

—¡Virgencito! —le dije y todos me miraron sorprendidos.

—¿A caso tú ya no lo eres? —me preguntó y yo me encogí de hombros.

—¡Qué el señor reprenda tus espíritus pervertidos! —dijo el señor Parker. Era nuestro sexy instructor vocal.

Yo le podía enseñar otras cosas que hacer con la boca.

—Quisiera yo tener espíritus pervertidos —dije.

—¡Mégane! —me regañó él.

—¡Espíritus, vengan a mí! —grité riendo y Tyler se sonrojó—. Deja de sonrojarte tanto, ya pareces camaleón.

—¿Qué te está pasando, Mégane? —me preguntó Alex.

—¡Qué estoy harta! —grité—. ¡Harta de fingir ser buena! LEVÁNTATE Y VEN AQUÍ.

Me sorprendió que se levantara y lo hiciera. Les sonreí satisfecha y él me miró curioso.

—Sé que te gusto —le dije y se sonrojó—. Ven conmigo, cariño.

—Pero... —comenzó a decir él.

—Olvídalo todo —dije y me acerqué a su oído—. Tengo algo planeado para esta noche...

Él se alejó sorprendido y yo reí. Me puse a mirar todos que estaban sorprendidos porque la niña voz de ángel se descarrió y entonces se me ocurrió deleitarlos por última vez con mi dulce voz.

—¡Puta soy, puta soy, no puedo ocultarlo más! —canté con perfecta afinación y algunos rieron.

—¿Qué haces? —preguntó Anelisse Beth.

—Canto la canción de Martina —respondí.

—Ah —dijo ella—. Yo pensaba que te estabas confesando.

Todos me observaron esperando mi reacción. Algunos rieron por lo que dijo Anelisse pero otros sólo me miraron, sabían que soy una Pasquarelli y que podía ser mala si quería.

—Creo que acabo de describirte a ti —dije y todos se burlaron de ella.

Caminé a mi auto seguida de Alex y Tyler. Subí y ellos lo hicieron en la parte de atrás.

—¿Qué haremos? —me preguntó Alex y yo sonreí.

Entonces surgió en mi retorcida mente una de las ideas de Noah.

'No lo hagas.'

Mi angelito me rogó pues sabía nos intenciones. Demasiado tarde la verdad.

—Vamos a incendiar este lugar —les dije volteando a verlos—. Con vodka.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora