Historia de Mégane Pasquarelli y Jessy Lí.
Continuación de la trilogía "Niña Mal".
Cuarta y Quinta temporada de Niña Mal.
•ADAPTADAS•
La famosa familia Pasquarelli ha tenido desde siempre descendientes problemáticos y extraños, pero Mégane quiere s...
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•Itzitery•
Caminaba de un lado a otro de la sala de mi casa, observando la carpeta del nuevo caso que me habían dejado. Todo era demasiado enredado y no es que fuera difícil, pero en aquellos días yo no estaba en la total disposición para hacer nada. Mis hijos ya no estaban en casa, todos se habían marchado del nido y eso me hacía sentir más vieja de lo que era. Me pregunté cómo le estaba yendo a mis hijos en su vida. Sabía que a Catherine le habían quitado a su hijo por irresponsable, pero luego de aquello no me había vuelto a llamar.
Tal vez fui un poco dura con ella cuando pidió mi ayuda, pero esa muchacha tenía que aprender que yo no estaría allí para ella siempre que le diera la gana, ya casi tenía veinte años y tenía que aprender a hacerle frente a los errores que cometía. Pero, soy su madre, debería brindarle apoyo de alguna u otra manera.
Dejé la carpeta sobre una mesita y me encaminé hasta el teléfono. Lo tomé entre mis manos y justamente sonó, lo que me pareció algo muy extraño. Sentí un pequeño cosquilleo en la palma y rogué porque Catherine no hubiera hecho algo estúpido para recuperar a su hijo y que si lo había hecho, que no fuese nada ilegal.
Tres.
Cuatro.
Cinco veces había sonado y yo sólo lo observaba.
Lí entró en la sala con la camisa desabotonada y el pelo revuelto. Me dijo algo que no entendí y entonces se lanzó a mi lado, observándome con extrañeza.
—¿Vas a dejar que se caiga la llamada? —me preguntó con curiosidad y yo negué.
Lo tomé.
—¿Diga? —pregunté un tanto confundida. Por favor, que Catherine no haya matado a nadie. No quería sacar un hijo de la cárcel y menos en Estados Unidos, donde la noticia correría sin parar.
—¿Señora de Lí? —escuché del otro lado y apreté el auricular con fuerza.
—Soy Itzitery Pasquarelli, ¿quién coño habla? —solté con toda la educación que tenía. Lí me miró con el ceño fruncido pero yo sólo le lancé un beso con picardía.
—Habla la directora Connor del internado femenino The Future Of Our Generation —respondió la mujer en tono seco—, y vengo a notificarle que su hija, Jessica Lí Pasquarelli, ha desaparecido desde hace días.
¿Jessy? ¿Mi Jessy? No, esa mujer debía estar equivocada. Mi niña era lo más santo que tenía, era como un ángel que Dios me había mandado para demostrarme que si habían personas buenas en este mundo de mierda.
—¿Qué? —pregunté con incredulidad—. ¿Y usted se preocupa por eso? De seguro anda de juerga con algo por...
—Su mejor amiga y su hermana nos han notificado esto —me interrumpió con algo de nerviosismo en su voz—. Esto es algo serio, señora, ¿no siente ni un poco de preocupación por su hija pequeña?
