Querida Jessy | Capítulo 13: Dulce niña

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||EL CAPÍTULO PUEDE TENER CONTENIDO SENSIBLE PARA ALGUNOS||

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•Catherine•

Las chicas eran fabulosas, parecían adorarme más que a las chicas de Londres. Yo estaba dispuesta a darles lo que ellas querían, que era, mostrarles todo lo que sabía y que curioseara con ellas en este continente tan distinto al mío. Sería una grata experiencia, yo estaría más que contenta con ayudarlas a ser peor de lo que tal vez ya eran.

Ellas estuvieron mostrándome los mejores sitios de la ciudad. Llamaron a unos cuantos amigos y decidimos ir a una pequeña discoteca que quedaba cerca de mi hotel. No pude ver muchos chicos en busca de diversión, pero al menos tenían potencial. No se veían como los revoltosos de mi querida Inglaterra, pero algo era algo y por ahora, ellos serían suficientes.

Las invité a mi cuarto en el hotel para darles algunas reglas fiesteras. Tampoco quería que se metieran en demasiados problemas en nuestra primera noche, tenían que divertirse, pero de manera prudente para pasar desapercibidas. Así, poco a poco, podríamos hacer cosas cada vez más arriesgadas hasta crear una generación de chicas descarriadas en Estados Unidos.

Peor que en Las Vegas (aunque dudo ganarle a la abuela).

Yo estaba caminando de un lado a otro en la habitación mientras ellas estaban sentadas sobre mi cama esucchando todas las cosas que yo decía, de seguro me estaban poniendo más atención a mí que a los profesores de la escuela. Era divertido, la manera en la que sus ojos brillaban de excitación hacía que las palabras salieran con fluidez de mis labios.

Hasta había olvidado mi pelea con mi mejor amiga.

Estuvimos un buen rato arreglándonos (puesto que ellas habían llevado sus ropas para tener mi aprobación), yo les mostraba técnicas de maquillaje y vestimenta dignas para una amante de las fiestas y de su propio cuerpo. Por divertirnos no podíamos descuidarnos, eso era algo primordial para mí (lo dice alguien que salió embarazada por su irresponsabilidad) así que tenía que serlo para ellas si querían seguirme.

Las chicas comenzaron a arreglarse para irnos a divertir. Una de ellas estaba en el baño mientras las otras se arreglaban en la habitación. Yo me senté en la cama con mi celular en la mano pues me había llegado un mensaje de mamá diciéndome que Andrew ya había conocido a Jasson y que fue tal su alegría y emoción, que estuvo llorando por un buen rato hasta dormirse. En estos momentos, el castaño estaba con su hijo en su habitación.

Decir que no me conmovía la escena era mucha falacia. Era lo más hermoso que pudo pasar por mi mente en esos momentos en los que sólo había maldades que sólo serían buenas para nosotras cuatro. Mi hijo estaba en un continente distinto y yo pensando en ir a beber; era una excelente madre.

Mi celular sonó y en la pantalla apareció el nombre que esperaba no tener que ver en un buen rato.

—¿Qué pasa? —pregunté de manera seca, no estaba de humor para otro de sus regaños.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora