Querida Jessy | Capítulo 40: Ya lo sabía

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•Mégane•

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•Mégane•

La campanilla de la puerta sonó al momento en el que entré a la heladería. Edward chocó conmigo y ambos comenzamos a reír. Las amigas de Catherine nos siguieron el paso hasta una mesa algo al fondo y miré a todos lados en busca de mi novio. Al no encontrarlo, fijé mi vista en Alex pero este sólo se encogió de hombros.

—¿En serio hay helado con alcohol? —preguntó Edward con ojos soñadores y yo asentí.

—Pero sólo unos pocos y también puedes traer tu bebida y decirles que la agreguen —expliqué y él dio un pequeño salto de alegría.

—Me encanta el helado —comentó y yo asentí en acuerdo.

—Yo también. No hay nada en el mundo como el helado —dije con una pequeña sonrisa que él imitó.

—O como el chocolate. Y juntos son vida pura —dijo el muchacho y yo llamé a Alex con la mano para que nos atendiera.

Las amigas de Cath que nunca me fueron presentadas miraron a Alex como una presa y algo dentro de mí se revolvió, un instinto de protección que me hacía quererles arrancar todos los pelos de la cabeza. El pobre se sonrojo y habló un poco de manera entrecortada. Las chicas pidieron helados de chocolate, yo de dulce de leche y Edward igual que yo.

Los helados llegaron deprisa y yo me lo comía hablando animadamente con el novio de mi prima, que extrañamente se estaba portando demasiado bien conmigo. Lo entendí como una manera de distraerme del hecho de que mi novio había desaparecido, y mi prima también. Alejé los malos pensamientos de mi cabeza y me dije a mí misma que estaba siendo demasiado paranoica.

No pasaron cinco minutos cuando Catherine entró con el rostro pálido como la leche y la mirada perdida. Me levanté de manera precipitada y caminé hasta ella con preocupación. Con mi mano libre la atraje hacia mí y ella me miró con consternación. No pude hacer más que abrazarla porque no tenía idea de qué más hacer y entonces ella lanzó un grito de molestia, me tomó de la mano y me llevó a una esquina de la heladería.

—¿Tyler, tu amigo? ¡Y una puta mierda! —exclamó ella con ojos como platos. Me asustó demasiado verla así, pero no me alejé porque quería escuchar todo lo que me tenía que decir—. Es un maldito aprovechado y si no lo golpee, fue porque estaba demasiado sorprendida por lo que vi. Y lo sigo estando —se pasó las manos por el pelo—. Dios mío, nunca pensé que vería algo como aquello. Yo casi nunca veo porno gay, pero eso fue tan jodidamente caliente. Soy muy perversa, mierda.

—Catherine, cálmate —le pedí con algo de frustración. No entendía lo que le sucedía y mucho menos el por qué estaba mencionando a Tyler cuando ni siquiera lo había visto. ¿Acaso ella sabía donde estaba?—. No he visto a Tyler en mucho tiempo, ¿acaso lo has visto?

—¡Se está comiendo a tu novio! —gritó con frustración mientras se pasaba las manos por el pelo y yo abrí mis ojos como platos.

—¿De qué estás hablando? —pregunté con mis manos temblando sin alguna razón aparente. ¿Por qué estaba temblando? ¿Por qué me sentía tan nerviosa, asustada? ¡No, eso que maquinaba no podía ser cierto!

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora