Capítulo 37: Las cadenas no se rompen

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Mégane

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Mégane

Todos en la sala estaban hablando de no sé qué mierda. Miré a Peter de soslayo y no pude evitar mirar su voluptuoso trasero. ¿Por qué tiene más culo que yo? Eso es imposible, yo soy una chica, él es chico. Candente y sexy que me tiro cada vez que quiero. No es que sea puta, bueno, todas somos putas, algunas con los novios, otras con todo el mundo. Yo me reservo para ser puta con Peter y con Tyler y con el profesor y con Alex... ¡Ya! Está bien, tal vez sea algo pervertida con demasiados chicos y Peter no se lo merezca, tal vez deba dejar en paz a Tyler y al profesor buenón. En primera porque uno de los dos se va a casar y en segunda porque tengo novio. ¿No puedo dejar de ser tan perra? Debo recordar lo que nos dijo la abuela. Peter de seguro me dejaría esta vez y para siempre...

'Con que ya te diste cuenta...'

Miró disimuladamente a mi hombro y observo al maldito angelito en mi hombro, es algo molesto que se aparezca en los momentos menos oportunos. Algún día me va a dar un susto de muerte y adiós Mégane, te veremos en tu funeral.

—Púdrete —le susurré y toqué disimuladamente el trasero de Peter.

Mi novio sonrió y me observó por el rabillo del ojo por unos instantes. Le apreté la mano y él comenzó a caminar fuera de la cocina, primero despacio y luego salimos corriendo por las escaleras.

Ya arriba miramos todas las puertas hasta que encontré la habitación de mi padre. Peter ni siquiera aguantó a que cerrara la puerta bien cuando ya estaba devorándome los labios con pasión y ternura. Yo le respondí al beso con el mismo verbor y rodé su cuello con mis brazos que comenzaba a sentir bastante ligeros cuando Peter me cargó en sus brazos; enredé mis piernas en sus caderas y me condujo hasta la cama.

Peter seguía besándome, claro, él no se había dado cuenta que estábamos a punto de faltarle al respeto a las cenizas falsas de mi padre —quién estaba abajo— si lo hacíamos en su habitación. ¿Lo peor? Que no me importaba.

Claro, no me importo hasta que recordé que papá violó a mamá en esta misma cama.

Bueno, pero si te gusta no es una violación...

Aparté a Peter cuando sentí sus manos debajo de mi blusa y él se alejó rápidamente de mí mirándome a los ojos. Se veía algo confundido y yo suspiré.

—Es el cuarto de mi padre —le dije.

—¿No quieres faltarle al respeto a su cuarto? —me preguntó.

—¡No!, a mí que me importa faltarle al respeto. Pero lo hizo con mamá en esta misma cama.

—Ah... —dijo él y se alejó un poco de mí algo confundido—. Pero aún así podemos besarnos apasionadamente. ¿Verdad? —me preguntó y yo sonreí.

—Claro que sí.

Lo acerqué a mí tomándolo por la nuca y él primero acarició mi labio inferior con su lengua y luego me besó lentamente, como saboreando mis labios con cada beso. Y yo sentía que subía al cielo y bajaba al infierno, justo como el ángel caído en el que me he convertido.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora