Querida Jessy | Capítulo 44: Drogas, sexo y alcohol

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•Tyler•

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•Tyler•

Mégane se había marchado hace tiempo ya junto con Finn y yo me estaba muriendo por dentro, porque no sabía si el chico se había atrevido a contarle o no sobre el beso. Bueno, tampoco creía que él fuera tan idiota como para hacer algo así.

Yo quería olvidar aquello, sacarlo de mi memoria y pretender que nunca existió, de todos modos. No había recordado que había sucedido hasta que Finn se acercó a mí el día antes de marcharse para reclamarme.

Estaba junto a Alex en nuestro dormitorio de la universidad. El muchacho estaba encima de su cama leyendo la biblia y anotando no sé qué. Le había pedido que me acompañara a la cafetería que queda fuera del campus pero me dijo que no. Yo ya estaba algo cansado de tantas cosas que hacía para llamar su atención, pero el chico sólo me veía como un amigo. Su mejor amigo. ¿Había una forma peor para destrozarle el corazón a una persona?

Lo dudaba.

Salí bien temprano en la mañana camino a Nueva York para pasarme el fin de semana, ni siquiera invité a Alex porque de seguro me decía que no. En todo este tiempo, yo había caído enamorado de él, pero sabía que no tenía ninguna oportunidad. Así que me la pasaba conteniéndome para no abalanzarme sobre él y comérmelo a besos, pues ganas no me faltaban. El chico era muy inteligente, tímido y tierno, además de muy atractivo. ¿Quién no se fijaría en él? Pero estaba tan metido en su Dios y sus cosas que no le daba la oportunidad a nadie.

Nuestro trabajo en la heladería era sólo dos fines de semana por mes y de seguro a Alex no le interesaba ir a aquella ciudad algún otro solo por diversión. Estuve varias horas con el trasero pegado al asiento de mi auto y sólo me paré unas cuantas veces para poder ir al baño o comer algo. Llegué bastante tarde, porque conducía con lentitud por todos los pensamientos que tenía en la cabeza. Fui hasta el hotel en el que siempre me quedaba y me encontré con una chica que se me hacía conocida. No dejaba de mirarme y eso me tenía algo nervioso. Caminé lo más rápido que pude hasta el ascensor pero ella llegó a entrar también.

—Hola —me dijo con una enorme sonrisa en su rostro que llegaba hasta sus ojos castaños. Yo la miré por un segundo y luego volví mi vista al frente.

—Hola —respondí de vuelta y ella se acercó un poco más a mí. Yo me sentí mucho más incómodo, apreté mis puños con suavidad y la chica volvió a sonreírme.

—Tyler, ¿cierto? —preguntó y yo asentí, preguntándome dónde había averiguado mi nombre—. Soy amiga de Catherine Lí.

—Oh, qué bien —fue lo único que dije y ella se apoyó en la puerta del ascensor quedando frente a mí.

—Me gustaría que nos acompañaras a la discoteca en la que te vi la semana pasada —me djo batiendo sus pestañas de una manera encantadora—. Será algo muy divertido.

—No estoy de humor para emborracharme —le dije y ella se acercó a mí con lentitud hasta quedar demasiado cerca. Apenas me llegaba por los hombros y yo tuve que bajar demasiado para observarla. Se metió la mano en un bolsillo y sacó una pastilla blanca que se metió a la boca sin ceremonias.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora