Querida Jessy | Capítulo 02: El odioso

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El despertador hizo que mi sueño terminara tan de repente que casi me caí de la cama

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El despertador hizo que mi sueño terminara tan de repente que casi me caí de la cama. Me sostuve de un brazo que estaba cerca mío y escuché un chirrido que me sobresaltó más de lo que estaba. Abrí mis ojos de golpe y una cabellera rubia se movió de un lado a otro de manera frustrante.

—Mami —escuché la suave voz de mi sobrino.

—Shhh —susurró mi prima algo adormilada mientras lo mecía por el trasero para que continuara durmiendo.

Me senté en la cama y froté mis ojos. Jessy dio un bostezo y luego me lanzó una mirada fulminante. Le sonreí suavemente y segundos después me puse mis pantuflas para caminar hasta el baño.

Escuché un ligero sollozo proveniente de mi habitación y luego a mi pelirroja prima decir unas suaves palabras. Me desvestí y entré a la ducha para asearme. Desde mi habitación se escuchaba mucho movimiento, hoy tendríamos que ir a clases y Jessy tendría que marcharse a Estados Unidos. Además, Catherine llevaría hoy a su pequeño hijo para su primer día de clases. Y el pequeño no estaba muy emocionado que digamos.

Cuando salí de la habitación encontré a mi sobrino llorando a todo pulmón con su carita toda roja y mojada por las lágrimas, hubiera creído que mi prima lo había golpeado, pero ella nunca haría algo así. El pequeño lloraba porque no quería ir a clases. El pequeño quería quedarse en su casa y jugar carritos con su abuelo Lí.

—Cállate ya, niño —le dijo Catherine, frustrada—. Irás a la escuela quieras o no.

—¡No! —sollozó el niño alargando eternamente la vocal. Catherine lo miró como si quisiera pulverizarlo pero suspiró y lo tomó en brazos—. ¡No, mami, no!

—Irás a la escuela, Andrew Missey —le dijo mi prima y lo puso sobre su hombro para luego darle dos nalgadas, el niño detuvo los sollozos pero se escuchaban hipidos.

La pelirroja caminó hasta el baño para duchar al niño y yo reí. Caminé hasta mi armario y abrí la puerta para entrar y buscar algo que ponerme para un nuevo año en la Universidad. Opté por un simple vestido de flores y unas medias blancas, me puse unos zapatos rosados y salí del guardarropa para encontrar a mi rubia prima ya arreglada.

—¿Ya te vas? —le pregunté, ella levantó la mirada y me sonrío.

—Te voy a extrañar —me dijo suavemente y yo caminé hasta sus brazos para abrazarla.

—Y yo a ti —le contesté.

Bajamos y aún así podíamos escuchar a Catherine gritándole a su hijo para que se dejara vestir para sus clases. No tenía idea de por qué el niño no quería ir, se veía muy inteligente, de seguro hasta ya sabía leer y escribir, entonces, ¿cuál era el problema?

Cuando los vi bajar, el pequeño tenía en su dulce rostro una expresión de pocos amigos. Mi prima lo dejó en el suelo y caminó hasta donde nosotras estábamos desayunando.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora