Capítulo 18: Proyecto de arte

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¡Mierda! Peter no podía ser más inoportuno, siempre tenía que llegar en el momento en el que quería faje intenso

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¡Mierda! Peter no podía ser más inoportuno, siempre tenía que llegar en el momento en el que quería faje intenso. Está bien que con este nerd él no sospeche pero aún así molesta.

—Tenemos un proyecto —le comencé a decir—. Nos asignaron juntos, mi amor, eso es todo —me acerqué a él y lo besé suavemente—. ¿Estás enojado por eso? ¿Cómo le vas a tener celos a eso? —dije ya señalando a Tyler que se veía molesto.

—No —me respondió y miró a Tyler—. Me quedo con ustedes. No te importa, ¿verdad?

Le sonreí negando aunque por dentro estaba loca por practicar con él como castraría a Tyler.

Los dejé a ambos solos para buscar materiales para hacer las estúpidas figuras para el profesor calenturiento. Subí las escaleras algo molesta por lo inoportuno que era mi novio y caminé hasta mi cuarto.

Entré a mi habitación, tenía las paredes blancas con detalles en negro en espirales. Tenía unos libreros que cubrían toda una pared, un escritorio y mi cama estaba en medio de la habitación cubierta con sábanas blancas en tercipelo, al lado de ésta una mesita de noche. Miré todo lo que tenía para hacerles una broma a mis queridos Tyler y Peter. Tomé de encima de mi mesita de noche el consolador rosa que le robé a Cath y lo metí en un bolso y bajé con él y con unas cartulinas y tijeras.

Abajo Tyler y Peter estaban sentaditos y calladitos, parecían unos ángeles pero sé que ninguno de los dos lo era, por mi culpa. Que orgullosa me sentía de mí misma en ese momento.

—Ya estoy aquí —les dije con una sonrisa que ambos devolvieron al mismo tiempo. No sé porque se me cruzó por la cabeza ver a Tyler y Peter besarse.

—Tengo materiales aquí, Még —me dijo Tyler abriendo su mochila.

—Es Mégane —dijo Peter mirándolo fijamente algo receloso.

—Bien —dije cortando el extraño silencio que se había formado—. Vamos a comenzar.

Me senté en el suelo y allí me siguieron Tyler y Peter, el segundo nos ayudo en lo que teníamos que hacer mientras vigilaba que el otro no se me acercara o mirara mucho. El pobre de Tyler se veía muy incómodo pero mantuvo la compostura todo el tiempo.

Luego de haber terminado con las figuras los invité hasta el salón de estar y mientras ellos iban busqué arcilla para moldear alguna estupidez que se me pasara por la cabeza. Cuando fui hasta el estudio del piso de abajo me acordé del consolador y me sonroje, no tenía las agallas para jugar con eso o siquiera sacarlo delante de ellos así que saqué esos extraños pensamientos de mi cabeza. Tomé la arcilla y salí con las mejillas ardiéndome.

—Llegué —les anuncié con una sonrisa—. Traje arcilla para jugar.

—¿Eres una niña de tres años o qué? —me preguntó Peter, se veía muy molesto.

¿Qué le habría dicho Tyler en mis pocos segundos de ausencia?

—No, pero quiero hacer alguna escultura, sabes muy bien lo buena que soy en esto.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora