Querida Jessy | Capítulo 23: Pendejadas cumpleañeras

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•Jessy•

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•Jessy•

Faltaban, específicamente, unos diez o quince minutos para ver a mi mejor amiga, que estaba de cumpleaños. Y yo, como responsable que era, estaba planeando lo que le haría por ser tan buena amiga y haber estado conmigo en todo el tiempo transcurrido. El problema, es que no sabía qué hacer en realidad. Cualquier idea que se me ocurría me parecía poco suficiente para ella. Debía hacer algo que estuviese a su altura, que la impresionara bastante y que le demostrara todo mi cariño.

—Hey —escuché y me sobresalté. Puse una mano sobre mi pecho al sentir que el corazón quería salir de él.

Voltee a ver quien era y no me sorprendí tanto de que fueran los cuatro bastardos más grandes de toda la tierra. Aquellos chicos ya estaban grabados en mi memoria, pero por una muy mala razón. Desde su primer día en el internado han hecho miles de travesuras, y el infierno que nos han hecho vivir a mi mejor amiga y a mi no ha sido suave.

—¿Podrías hacerme el favor de no aparecer como un fantasma en todo momento? —le pregunté con una ceja levantada. Él se acercó para darme un baboso beso en la mejilla y yo no tuve la insensibilidad de limpiarme—. No vuelvas a hacer eso.

—Si no lo quieres, puedes devolverlo —me dijo y yo puse los ojos en blanco.

—Prefiero que tu saliva radioactiva me queme la mejilla —respondí y él puso una mano en su pecho con una expresión dolida en el rostro.

—Eres mala conmigo.

—Te trato como te mereces.

—¿Por qué tienes mal genio?

—¡Yo tenía uno excelente antes de que te metieras en mi vida!

Por alguna extraña razón el universo conspiró para que el tipo se callara, o lo que sea que hizo el universo según el libro raro que leí, en el que apenas pude terminarlo sin dormirme en el camino. El chico me lo había prestado, que era de su autor favorito, según él.

En el rostro de Michael apareció tal expresión de ofensa que me hizo sentir mal por haberle hablado de esa manera. Puse los ojos en blanco y dejé escapar un suspiro, sintiéndome derrotada por ese torpe.

No me gustaba ver a las personas de esa manera.

—Lo lamento —dije a regañadientes. Tampoco me gustaba hacer sentir mal a las personas. Yo no era tan mala como parecía ante los ojos de los neadertales.

—Disculpa aceptada —me dijo sentándose con una sonrisa a mi lado y lo empujé con una sola mano y como estaba en la orilla del banco en el que me encontraba, se cayó en redondo.

—Ups —solté con una pequeña sonrisa y él se acarició el trasero. Su amigo Sheldon le pegó una patada y luego se sentó él a mi lado.

—Lamento las pendejadas, ya sabes como es Michael, bueno, los tres tipos —en realidad, éste era el que más me agradaba de los tres, porque era el más tranquilo. Aunque eso no le quitaba lo imbécil, pues siempre andaba con los otros tres y los apoyaba en todo—. Sólo vinimos para hablar contigo sobre el cumpleaños de Caroline.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora