Querida Jessy | Capítulo 20: Culpable

17 5 0
                                    

•Mégane•

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

•Mégane•

Mientras me quedaba como toda una niña buena sobre la cama de Finn, observando todo con cautela, escuchaba también sus movimientos en alguna parte del departamento. Me pregunté qué estaría haciendo en esos momentos y tomé un rizo de mi maraña de pelo mientras aguardaba a que él regresará a la habitación y pasará lo que tuviera que pasar.

Claro, todo menos eso.

No estaba dispuesta a caer de nuevo tan rápido.

Finn hizo acto de presencia en su habitación con dos vasos en las manos con algún jugo, o eso esperaba. Le sonreí con un poco de tímidez y él se sentó a mi lado, ofreciéndome uno de los vasos y yo tomé un pequeño sorbo para saber de qué se trataba. Jugo de limón.

—¿Te ha comido la lengua el gato, Még? —me preguntó el ojiazúl con una sonrisa en su rostro. Sentí como la sangre se calentaba en mi rostro y bajé la mirada con una sonrisa tímida en mis labios—. Vamos, no te pongas tímida ahora.

—No me pongo tímida, sólo estoy algo nerviosa —admití con algo de cobardía. No era una chica de andar contando sus estados emocionales. No desde hace tiempo.

—¿Por mí? —preguntó con una sonrisa egocéntrica en sus labios rosas, que se encontraban mojados a causa del jugo que estaba tomando. En ese momento su lengua apareció y acarició con suavidad sus labios. Mi corazón palpitó rápido de un momento a otro—. ¿Mégane?

—¿Sí? —pregunté sintiéndome un poco estúpida. Estaba siendo demasiado infantil con la situación. Era sólo un chico. Nada del otro mundo.

Tardó unos instantes en responder, en los cuales me sentí tan nerviosa como no recordaba haberme sentido antes. No aparté mis ojos de los suyos, pero éstos se encontraban en algo más abajo de mi nariz, e instintivamente me lamí los labios, por mero reflejo, nada más.

—Deseo besarte —susurró con una voz ronca que me hizo estremecer.

Esta vez fui yo quien guardó silencio, me sentía lo bastante avergonzada como para no tomar la iniciativa y besarlo a él. En mi mente surgieron imágenes que prefería dejar en el olvido, pero de acuerdo a las circunstancias mi cerebro trabajaba. Sentí las sábanas debajo de mis manos, las cuales las atraparon y las sujetaron con fuerza. Me eché un poco hacia atrás y vi que Finn dejaba escapar un suspiro al momento que volvía su vista a mis ojos.

—Pero, si tú no quieres... —comenzó a decir y se alejó un poco de mí. Di gracias a Dios dentro de mi cabeza y me enderezé en la cama. Vi como volvía a llevarse el vaso a los labios y bebía de manera lenta el jugo de limón—. Még, ¿a caso no te gusto?

Esa pregunta me descolocó por unos momentos. ¿Qué si no me gustaba? Eso no lo podía decir a ciencia cierta. Me había pasado todo este tiempo tratando de que no fuera hostil conmigo, queriendo su amistad de tal manera que no me fijé en si había alguna otra razón escondida de mí insistencia con él.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora