Historia de Mégane Pasquarelli y Jessy Lí.
Continuación de la trilogía "Niña Mal".
Cuarta y Quinta temporada de Niña Mal.
•ADAPTADAS•
La famosa familia Pasquarelli ha tenido desde siempre descendientes problemáticos y extraños, pero Mégane quiere s...
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•Jessy•
No podría explicar con exactitud todas las emociones que embargaban mi organismo en el momento en el que me desperté la mañana del estreno de la obra. Mi corazón parecía querer correr con libertad por toda la habitación. Incluso una sonrisa cruzó mi rostro al momento de abrir mis ojos. No sería la primera vez que actuaba, pero nunca lo había hecho en un lugar tan importante como lo era Broadway. ¡Era mi mayor oportunidad! Si me iba bien, tendría un gran futuro por delante.
Ni siquiera le di importancia a los gritos desesperantes que se escuchaban de la habitación contigua, obviamente Cath y Még discutiendo sobre el suceso de la noche anterior. Aunque siendo sincera, hasta yo estaría molesta si fuese la castaña. Mi hermana ni siquiera a mí me dijo que Dylan iba a casarse, tampoco me lo dijo Peter. Ese hombre tenía muchas cosas que explicarme.
Me vestí con rapidez pues iría a encontrarme con Caroline para desayunar y luego ir al ensayo general. Me pasaría casi todo el día metida en mi papel, imaginando ser otra persona aún estando en mi propia piel. Estaría rodeada de cientos de personas que estarían mimándome, animandome, cuidandome y procurando que me supiera todas mis líneas. Mi querida amiga estaría conmigo en todo momento, claro, hasta que Finegan la saque del teatro.
Me estaba peinando cuando la puerta de mi habitación se abrió de súbito entrando una chica morena luego, la cual tenía una hermosa sonrisa en su rostro y unas bolsas de colores en sus manos. Ella se acercó a mí para darme un beso en la mejilla y luego lanzó las cosas que tenía cargadas en la cama.
—Buen día, señorita Lí —me dijo acercándose y despeinandome. Le saqué la lengua pero ella sólo me haló un mechón de pelo—, futura ganadora de un oscar.
—Eso es para los de Hollywood —la corregí reorganizando mi pelo rubio. Tenía la suerte de tener poco y que éste fuera delgado—. Si fuera a ganarme un premio, fuera un Tony.
—Ganarás Tony's, Oscar's, Grammy's, Teen Choises y todas esas mierdas —aseguró tomando algo del tocador. Mi amiga era una chica que sufría de hiperactividad—. Y no me lleves la contraria.
—De acuerdo —le dije dejando escapar una ligera carcajada.
Terminé de arreglarme para ir a desayunar con ella a Subway. Me encargué de no estar demasiado llamativa para no llamar la atención de las personas. Un día como hoy, donde daré mi primera actuación importante (además de que cantare) es cuando los reporteros comienzan a perseguirme. Incluso fue así en mi primera obra escolar, todo un revoltijo. Los profesores tuvieron que encerrarme en un aula apartada hasta que todos se marcharon. Entonces, una de las maestras se acercó a mí y me dejó salir, advirtiendome de tener cuidado de ese momento en adelante. Según ella, debía de tener un perfil bajo. Yo era parte de una familia muy polémica, tenía que cuidarme. Caroline y yo nos sentamos en una mesa bastante apartada luego de haber pedido nuestro desayuno. Por suerte, no habían muchas personas en el local, pero cuando íbamos de camino tuve que ponerme unos lentes y levantarme la capucha para que no me vieran los paparazzi que andaban locos buscándome. Mi amiga sólo hablaba de lo genial que era ser famosa y yo estuve a punto de darle un halón de pelo por su estupidez. ¿A caso no veía que me perseguían como si fuese un trozo de carne fresca?
