Querida Jessy | Capítulo 04: Tus secretos

15 5 0
                                    

•Mégane•

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

•Mégane•

Sé que no soy un ángel, pero quiero intentar ser uno. Por más que lo intenté en el pasado no pude seguir con la estúpida cadena familiar de ser un infierno en la tierra y me alegraba grandemente de ello. Aunque, por intentar ser algo que no soy, sufrí mucho y pagué las consecuencias de toda mi familia cuando me secuestraron y casi pusieron fin a mis días.

Ahora, caminando hacia mi prima con mi sobrino en mis brazos, en medio de una fiesta de la que no quería ser parte, me siento como una niña de dieciséis años otra vez. La única diferencia, es que ahora soy más madura de lo que fui. Ya no soy tan fácil de convencer para hacer cualquier tontería y mucho menos para complacer a alguien.

Lo que hago ahora es sólo para mí misma, sin pensar mucho en lo que dirán los demás o lo que pensarán.

Edward dio media vuelta de repente y me lanzó una mirada fulminante, se llevó a mi prima rápidamente hasta la improvisada pista de baile y comenzó a bailar con ella al ritmo de una música lenta. Me sentí algo mal por la forma en la que me miró pero decidí no hacerle caso, de todos modos, era probable que siempre fuera así.

Andrew dejó su pequeña cabeza sobre mi hombro y dijo algo que no entendí. Vi a Finn apoyado en la pared con un vaso verde en sus manos. Le dio un sorbo y me miró, rápidamente desvió la mirada, algo incómodo, pero decidí acercarme a él. Me posé frente a él pero no me miró, en su lugar se tensó notablemente.

—Hola —dije sonriente y reacomodé a mi sobrino en sus manos. Él posó su brillante mirada sobre mí y el pequeño volvió a murmurar algo.

—Hola —respondió el chico entre dientes.

Se alejó un poco más de mí y sentí una pequeña opresión en mi pecho. No es muy agradable que una persona te trate de esa manera.

Andrew gritó en mi oído y me sobresalté y sin querer, hice que la bebida de Finn le cayera sobre su camiseta negra. Gruñó molesto pero cerró los ojos intentando calmarse y me lanzó una mirada fría.

—Quiero dormir —me dijo Andrew y me haló un mechón de pelo. Definitivamente el niño ya va tomando conciencia de quién es su familia.

—No hagas eso —lo reprendí y quité su mano de mi pelo—. Sólo tienes que decirme.

—No puedes mantener al niño en una fiesta —escuché que me dijo Finn y mi corazón dio un pequeño salto.

«¡Te habló!», escuché que dijo una pequeña voz dentro de mí que sé perfectamente de donde viene.

—Lo llevaré arriba —dije y él se miró su camiseta mojada.

—Te acompaño —me dijo—. De todos modos necesito ir al baño. Tal vez deba quedarme en topless toda la fiesta.

Sonreí como tonta, cosa que al parecer malinterpretó y sus mejillas se tornaron de un ligero color rosa. Borré rápidamente mi sonrisa y le pedí que me siguiera, cosa que él hizo y entonces mi sobrino comenzó a hablar con él de manera muy alegre, como si no tuviera sueño.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora