Querida Jessy | Capítulo 25: Bájale a la calentura

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•Catherine•

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•Catherine•

No dejé de pensar en aquellas palabras en todo el día. Aquella oración retumbaba en mi cabeza con más fuerza a medida que pasaban los segundos. Me hacían volver al pasado y recordar todo lo que viví con él. Nuestras noches apasionadas como borrachos, nuestras travesuras, nuestras huídas de clases, los días que nos veíamos en la iglesia, los besos, los abrazos.

Todo, jodidamente todo.

Y era molesto, porque lo único que yo quería es que desapareciera, pero ahora estaba más cerca de mí de lo que lo estuvo en mucho tiempo. ¿Cómo podría yo estar en paz con tantos sentimientos encontrados? La vida era una desgraciada, que jugaba conmigo de esta manera a pesar de lo buena y santa que he sido.

Na, ni yo misma me lo creo.

Incluso mi madre se llegó a dar cuenta de que algo me estaba sucediendo y me pidió que le explicara el por qué de mi cara de desgraciada.

—Algo te hicieron, así que dime —exigió dándome un zape en la cabeza, ya que estaba harta de mi silencio mortal.

—Extraño a Andrew —le dije y aunque fuera cierto, no era la razón principal de mi agonía.

—Oye, pendeja, trato de ser buena madre por al menos una vez en mi vida. O me dices que te pasa o te lo saco a palos —exclamó y yo la miré con incredulidad.

—Ya veo a quien salí —dije con aburrimiento y ella me dio un golpe en la cabeza.

—Suéltalo —me dijo y yo suspiré.

—Mamá, en serio no es importante —aseguré y ella negó con la cabeza.

—Ya te dije que no te creo, suelta todo. Así tal vez te sientas mejor —me dijo y puso una expresión comprensiva, que lo único que hizo fue asustarme—. Okay, eso no funciona... —cerró los ojos un instante y luego puso su cara normal—. ¿Por qué no se lo cuentas a Méggie, entonces?

—Jasson dijo que estaba celoso de Edward —solté con un suspiro y mi mamá frunció el ceño.

—¿Qué mierda? —preguntó, aún sin creerse lo que yo estaba diciendo.

—O sea, no lo dijo explícitamente, pero dijo que le dolía verme besarlo —dije de forma más adecuada y mi madre asintió.

—Bueno, eso no me sorprende mucho, en realidad —me dijo y entonces fue mi turno de poner expresión de incredulidad.

—¿Por qué lo dices? —pregunté y ella me dio un zape en la frente.

—¿Por qué eres tan estúpida? Eso no lo sacaste de mí —respondió y yo acaricié mi frente—. Lo digo, porque Jasson te ama, pero su parte racional, que no te recuerda, no quiere estar contigo porque eres un desastre.

—Él también lo es —me defiendo con un puchero en los labios.

—Pero a diferencia de ti, él maduró, o al menos un poco.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora