Capítulo 30: Cuernos con la suegra

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Mégane

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Mégane

Me quedé mirando fijamente la escena. Peter estaba de espaldas y le veía la espalda desnuda y una mujer alta, pelo negro y ojos verdes estaba frente a él y no sabía que hacían. Estaba vestida con un top que dejaba descubierto su vientre y parecía de unos cuarenta y tantos.

—Joder, me pega cachos con una vieja —dije con un hilo de voz—. Esto...

Sentí como unos brazos me rodearon desde atrás. Sentí que las lágrimas me iban a salir pero no iba a permitirlo, Peter era un hijo de puta. Si yo tenía cachos, pues él también.

Voltee hacia Tyler, tomé su cara entre mis manos y lo besé fuertemente y con furia, descargando todo lo que sentía en el beso y él intentaba seguirme el ritmo.

Hora de dejar de ser virgen, Tyler.

Enredé nuestros pies para que cayéramos al suelo y lo hicimos. Mordí su labio inferior y sentí la sangre en mi boca. Pasé mis besos a su cuello y lo sentí estremecerse. Toqué su pelo bien ordenado y me di cuenta que no usaba ni crema para peinar o algo, su pelo era completamente liso y suave. Tal vez se lo peinaba hacia atrás tan sólo con un cepillo y fácilmente. Se lo despeiné y de todos modos seguía siendo lacio.

Levanté mi mirada y lo vi a los ojos. Éstos reflejaban miedo y algo de lujuría y hacía que me exitara.

Volví a besarlo y metí mis manos bajo su camisa. La jalé y se desprendieron todos los botones dejando su torso al descubierto y para mi gusto. Bajé mis labios hasta allí y comencé a dejar húmedos besos en cada rincón de su torso y él se estremeció y acarició mi espalda. Metió sus manos por mi blusa y yo separé mis piernas para ponerlas a cada lado de él y me levanté.

La blusa tenía unos botones hasta la mitad de mi torso y yo los iba quitando lentamente dejando a la vista mi sostén negro con rosa fucsia.

Volvimos a los besos y sentí algo que se abultaba debajo de mí. Sonreí entre sus labios y volví a morderlo.

—No. Puede. Ser.

Levanté mi mirada con una sonrisa y vi a Peter con una camisa blanca desabotonada, detrás de él estaba la mujer.

—Hola, Peter —dije sentándome lentamente sobre Tyler—. Pensé que te habías ido.

—No tienes vergüenza —me dijo y sus ojos comenzaron a aguarse.

—Tú tampoco —le dije entrecerrando los ojos tratando de que no notara que estaba igual que él—. ¿Me eres infiel con esta vieja y vienes a reclamarme?

La mujer levantó una ceja. Ni era tan vieja, aún se veía joven y sexy.

—¡Es mi madre! —me dijo y yo puse los ojos como platos.

—¡Te tiras a tu madre! —le dije—. Eso es incesto.

—No seas idiota ahora, Mégane —me dijo y se limpió una lágrima que le salía y a mí se me encogió el corazón—. Estaba hablando con ella solamente.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora