Capítulo 49: Corazón palpitante

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Me desperté con el corazón latiendo rápidamente y llena de sudor

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Me desperté con el corazón latiendo rápidamente y llena de sudor. Puse una mano en mi cabeza y no tenía el velo. Me asusté demasiado y me senté en la cama donde estaba. Me miré y no tenía mi vestido de novia.

—¿Dónde está mi vestido? —chillé.

Una persona encima del único sofá en la habitación se sobresaltó asustada y yo voltee a verla. Mégane se frotó los ojos y me di cuenta de que era de noche. La luz de la luna penetraba por la ventana y le iluminaba el rostro a mi prima.

—¿Qué ha pasado? —le pregunté con un nudo en la garganta.

—Jasson no ha dado señales de nada —me respondió suavemente.

—¿Está... —comencé a decir—...en coma?

Ella se encogió de hombros y se levantó del sofá. Se acercó a mí y se sentó en la cama para luego abrazarme. Apoyé mi cabeza en su hombro y la abracé por igual. Ella acarició mi pelo y yo no pude evitar que las lágrimas comenzaran a salir de mis ojos.

Las cosas me habían estado saliendo tan mal que comenzaba a preguntarme qué había hecho para merecerme semejante cosa. Luego recordé todas mis locuras y dejé de pensar.

Mégane suspiró y me abrazó más fuerte. Levanté mi mirada y la observé; tenía los ojos cerrados. Le piqué una costilla y ella se sobresaltó.

—¿Qué pasa, niña del bien? —le pregunté tratando de sonreír y ella suspiró.

—Nada —me respondió y apoyó su cabeza en la mía—. Es sólo que...estoy algo deprimida. Ya sabes... Peter —suspiró algo molesta—. Es tonto estar triste por amor. Hay personas que les pasan cosas peores y tienen una sonrisa en el rostro —me miró—. Sólo tengo que verte a ti para darme cuenta de ello.

La abracé más fuerte y escondí mi rostro en su pecho.

—Yo no soy fuerte, Még —le dije—. Sólo lo aparento. Por dentro estoy muriéndome.

Nos quedamos un momento en silencio y poco a poco las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. Sentí la respiración entrecortada de Mégane y me senté derecha en la cama. La miré y ella me devolvió la mirada con ojos llenos de lágrimas. Puse una mano en su hombro y le di una pequeña sonrisa.

—¿Por qué nos tiene que pasar esto? —me preguntó.

—Las cosas malas siempre van a estar ahí, Mégane, al igual que las cosas buenas —le dije—. Y nuestra familia está condenada a sufrir hasta desvanecer antes de ser feliz.

Me abrazó y comenzó a llorar, yo lo hice también y sentí que envejecía varios años. No podía dejar de pensar en esos meses en los que fui feliz, antes de todo esto. Antes de que supiera que estaba embarazada, antes de que Mégane dejará de ser quien era en realidad, antes de que supiéramos que Lu y Matteo estaban vivos, antes de que comenzaran los problemas. Antes de que nuestras vidas cambiaran por completo.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora