Capítulo 25: Pequeño angelito

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Todo quedó en absoluto silencio

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Todo quedó en absoluto silencio.

Yo mordí mi labio inferior con una sonrisa y lo observé por unos instantes. Estaba apoyado en la pared con el rostro entre las manos. Al sentir mi mirada subió la suya y según como me miraba no pude hacer más que echarme a correr.

—Maldita engendro del diablo —gruñó y me persiguió.

Yo corrí hasta la habitación donde había dormido y me encerré allá. Justo él comenzó a darle golpes a la puerta para que le abriera. Sí claro, soy tan idiota que le voy a abrir.

Me recosté en la cama tranquilamente y luego comencé a maquinar como saldré de aquí antes de que el profesor Birkin tumbe la puerta.

Me levanté de la cama y ví por la ventana. Era muy alto, pero a sólo unos metros debajo había un señor encima de un andamio limpiando unas ventanas. Sonreí y me vestí para luego abrir la ventana y salir por ella. Me colgué por unos segundos y luego de contar hasta tres miré para abajo. El maldito señor había bajado más y yo estaba que me moría del miedo. Mordí mi labio inferior tratando de calmarme y así saltar. Volví a ver hacia abajo y noté que el señor aún estaba ahí limpiando unas ventanas.

Gran idea, ahora ves cuales son las consecuencias de ser mala.’

Miré mi hombro y... ¡Es mi pequeño angelito! Ese que tenía sin ver desde que le hago caso a Catherine de hacer todas las locuras que a ella se le ocurren.

—¿Qué vamos a hacer? —le pregunté asustada y mirándola.

'No tengo idea, estoy aquí para que tomes conciencia no para que la pierdas.'

—Pues ahora mismo perderé más que la conciencia si me caigo y me hago mierda —gruñí molesta porque no me estaba ayudando.

'Deja las palabrotas o no te ayudo.'

Guardé silencio y ella sonrió satisfecha. Era algo así como una mini yo encima de mi hombro. Tenía unas alitas detrás y una aeorola encima de su cabeza. Vestía de blanco, muy inocente.

'Bien, lo que harás será volver a subir, sólo tienes que...'

—Alto ahí —la interrumpí—. No voy a subir, el profesor me va a matar.

'Te lo mereces por lo que le hiciste.'

—Sólo te apareces cuando estoy entre la vida y la muerte. Maldita interesada.

'¿Sabes por qué no tienes un mini demonio del otro lado?'

—No.

'Porque contigo es suficiente.'

Cerré mis ojos fuerte y comencé a contar hasta diez.

'No lo hagas, Sol.'

No le hice caso y al llegar a diez solté mis manos. Fue rápido, sentí mi corazón latir a mil mientras caía. El viento golpeo mi nuca para que luego fuera golpeada con otra cosa, sentí un fuerte temblor y mantuve mis ojos cerrados por unos segundos. Sentí unos pasos acercarse a mí y abrí mis ojos lentamente. Vi a un señor algo robusto con un atuendo de conserje puesto que me miraba extrañado.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora