Puse el auto en marcha y conduje hasta mi casa. Ya allá noto que mis padres no están. Bajo del auto y escucho los pasos de los dos chicos atras de mí y sé que están muy confundidos. Seguro se preguntan el por qué los traje hasta mi casa.
Es muy simple, los dejaré aquí pero deben de buscar lo necesario para mi travesura de hoy.
—Bien, chicos —les digo—. Siéntense —lo hacen—. ¡No en el suelo!
Se levantan y se sientan en el sofá. Yo me acerco a ellos y me poso en frente. Les sonrío maliciosamente y noto como ambos se tensan. Río en mis adentros y me cruzo de brazos.
—Necesito que busquen vodka —les digo—. Y mucho.
—¿Para qué? —preguntan ambos al unísono curiosos. Se ven tan tiernos.
—Para encender la iglesia —les respondo.
—¡¿Qué?! —pregunta Alex exaltado y levantándose de su lugar—. No puedes hacer eso, Még, arderás en el infierno.
—No más de lo que lo hará la iglesia —digo sonriente.
—A mí no me importa —dice Tyler y ambos lo miramos—. Yo soy ateo.
—¿Qué? —preguntamos Alex y yo.
—Debí suponerlo —dice Alex—. Cerebrito estúpido, teoría de Darwin...
—Que seas un idiota no es mi problema —dice Tyler.
Alex se acerca a él desafiante y por un momento creo que va a golpearlo cuando me acuerdo que es católico a todo dar.
—Me sé todas esas mierdas de derecho al revés. Conozco a todos los científicos, matematicos, filósofos, etc. Sus teorías y sus vidas completas —se acerca más a Tyler y éste se asusta—. Sé todo, pero no creo en nada.
Tyler traga con dificultad y tengo tremendas ganas se reírme. Alex y yo no estudiamos juntos, él está en un colegio de nenes pendejos superdotados, osea que es un genio pero cree en Dios; el único de su familia.
De todos modos no era tan importante, es el hijo único de dos grandes científicos darwinistas y él es como..., el hijo rebelde.
—Bueeeeno —digo para romper la tensión—. Creo que hemos pasado un lindo rato. Voy a ir a ver a mi primita. Ustedes hagan lo que les dije.
Les mando un beso a ambos y luego salgo por la puerta principal a toda prisa. Vuelvo a subir a mi auto y conduzco hasta el hospital.
En el camino muchas cosas van pasando por mi cabeza. Desgraciadamente, una de ellas es lo que ha pasado hace rato, Peter se ha ido y me ha dejado. Todavía no puedo creermelo.
Tantas cosas que pasamos juntos y el hijo de puta viene y se va. Como si yo nunca hubiera significado nada para él. Es cierto que lo lastimé pero, el que ama perdona. ¿No? Eso es lo que hacen las personas enamoradas.
Si en serio me quisiera estuviera ahora conmigo.
Llego al hospital y al verme en las puertas de cristal noto que he estado llorando. Esto no puede ser peor, al menos mi maquillaje no se ha corrido.
Camino hasta el ascensor y entro.
Llego hasta la habitación de Cath y la noto abarrotada de gente. Decido sentarme en un sofá que veo hasta que la gente se disperse y así pasan unas cuantas horas.
Cuando tan sólo somos Catherine y yo ella me pregunta por mi estado. Se levanta de su lugar para ir hacia mí y por un momento nos olvidábamos de Misifus, quién jugaba a las escondidas dentro de la pañalera.
Le explico a Cath todo lo que pasó y ella me escucha atentamente pero sin mirarme mientras tiene a su bebé en brazos. Cuando termino de hablar ella me mira y seguido me lanza el biberón del bebé que me da justo en la cara.
—¡Coño! —le grito sobándome la cabeza y ella mantiene el ceño fruncido.
—¿A caso se te olvidó lo que nos enseñó la abuela? —me pregunta y yo me encojo de hombro.
—Malas sí, pero zorras jamás.
—¿Todo lo que le haz hecho? —me pregunta Cath. Eso me duele—. Le haz hecho tanto...
—Estoy arrepentida —digo y un sollozo sale de mis labios.
—Deberías, acabas de perder a alguien que te amaba de verdad.
Rompo en sollozos al recordar a Peter. Lo he perdido para siempre.
Omnisciente
Emma tan sólo lo observa mientras llora, pero no puede evitarlo, es muy difícil dejar a Mégane. Pero debe hacerlo, lo ha herido bastante y si sigue con ella está seguro de que terminara suicidándose.
—Ya cállate —le pide Emma algo molesta por los lloriqueos—. Maldita niña que te tiene así.
—No es su culpa —dice Peter y sorbe por la nariz—, es mi culpa por haberme enamorado.
—Ay, Peter —dice ella y se acerca a él para abrazarlo—. Olvídala, debes hacerlo. Mañana nos vamos.
—Pero en serio no quiero hacerlo —dice—. Quiero quedarme con Mégane.
—¿En serio? —le pregunta ella.
El chico guarda silencio. No puede hacerlo, ya ha aceptado la propuesta y debe irse, todo está planeado y no puede dejarlo. A no ser que...
—La amo —dice Peter—. La amo más que a mi vida.
—Ya duérmete —le dice ella y le besa la frente—. Mañana nos vamos.
Ella sale de la habitación y él queda solo sobre su cama. Todos sus pensamientos se centran en una sola cosa, o persona; Mégane. No podrá olvidarla, o al menos eso es lo que él piensa.
La mañana llega y con ella nuevas lágrimas al recordar que se marchara de Inglaterra dejando a lo que más ama con ella.
¿Qué haríamos en su lugar?
Se levanta para ir a vestirse y luego de haberlo hecho termina de arreglar sus maletas para marcharse, para dejar atrás todo lo que ha vivido, comenzar de nuevo en otro lugar.
Al salir de la habitación con las maletas nota a Emma con las llaves del auto en las manos. Ambos salen y se encaminan al auto.
—¡Peter! —dice una voz chillona y se apega a él.
Peter no cabe en su asombro, Mégane está abrazándolo y no lo quiere soltar. Parece adherida a él.
—Quiero ir contigo —le dice la chica y él abre los ojos como platos.
—¿Qué? —pregunta él sin creérselo.
—Llévame contigo.
El chico ni siquiera puede pensar. La muchacha pegada a él ni siquiera le deja ver su rostro. Y de un momento a otro, de los labios del chico sale un rotundo no.
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Querida Mégane/Querida Jessy
FanfictionHistoria de Mégane Pasquarelli y Jessy Lí. Continuación de la trilogía "Niña Mal". Cuarta y Quinta temporada de Niña Mal. •ADAPTADAS• La famosa familia Pasquarelli ha tenido desde siempre descendientes problemáticos y extraños, pero Mégane quiere s...