Historia de Mégane Pasquarelli y Jessy Lí.
Continuación de la trilogía "Niña Mal".
Cuarta y Quinta temporada de Niña Mal.
•ADAPTADAS•
La famosa familia Pasquarelli ha tenido desde siempre descendientes problemáticos y extraños, pero Mégane quiere s...
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Omnisciente
Jessy estaba confundida, las cosas que le decían las demás personas la tenían hasta el tope. No sabía qué era realmente lo que tenía con James y tenía miedo de averiguarlo. Pero... ¿Qué era lo que sentía por él? No lo sabía, no lo entendía y no quería salir lastimada.
En su mente él estaba en cada momento, pero no sabía lo que eso significaba. ¿Estaba enamorada de él? Eso era algo de lo que había escuchado hablar a sus amigas de la escuela constantemente, pero que dudaba que le pasara a ella algún día.
Se miraba en el espejo de su habitación mientras se cepillaba su blanco pelo lentamente. Miró sus ojos, de un azul casi blanco, eran hermosos, podían hechizar a cualquiera pero... ¿Cuántos se atrevían a mirarla a los ojos? Algunas personas apenas se le acercaban. Por eso no creía que los sentimientos de James fueran sinceros. Era algo casi imposible para ella.
Escuchó que alguien la llamaba y dejó el cepillo sobre el tocador para levantarse y abrir la puerta. Su madre se encontraba del otro lado observándola con una sonrisa lo que la confundió.
—Alguien te busca —le dijo Itzitery y la chica ladeó la cabeza—. Niña, es James. Ese niño lindo, vamos.
Jessy se sonrojó y su madre la tomó de la mano para arrastrarla hasta la planta baja donde la chica pudo ver a su padre con el ceño fruncido haciéndole preguntas al morocho que estaba sentado algo alejado de él.
—Ruggero —le dijo su esposa—, deja al chico. Lo asustas.
—Pues estoy logrando mi cometido —respondió el hombre.
—Hola, Jessy —le dijo sonriente.
—James —logró decir ella algo avergonzada.
James miró algo nervioso a los padres de la muchacha e Itzitery arrastró a su esposo hasta fuera de la sala permitiéndole a los jóvenes quedarse solos un rato.
El chico no perdió el tiempo, le dio un ligero beso en los labios y la llevó hasta uno de los sofás donde ambos se sentaron muy cerca del otro.
—Jessy —comenzó a decir—. Tengo que decirte algo importante.
—¿Qué? —preguntó la muchacha algo curiosa.
—Bueno... —comenzó a decir el muchacho jugando con su pelo—. Jessy, yo..., tú sabes que yo sólo estaba en la secundaria como ayudante del profesor Birkin.
—No, no sabía —dijo la muchacha confundida.
—Bueno, ahora lo sabes —dijo él con una media sonrisa—. Yo tendré que..., bueno, irme a la universidad.
—¿A dónde?
—Estudiaré en Italia.
La muchacha no pudo decir nada. Tan sólo bajó la mirada sin entender muy bien lo que eso quería decir... ¿Significaba eso que no lo volvería a ver? Porque eso la llenaba de tristeza.
