Querida Jessy | Capítulo 32: Los secretos abundan

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•Catherine•

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•Catherine•

Dejar a Mégane en las circunstancias que estaba era algo difícil, le hice prometer que iría con Ruggero a hacerse una prueba oficial, por si acaso. Ella aceptó gustosa y me dijo que me llamaría para avisarme sobre cualquier contratiempo que surgiera. En todo el vuelo me lo pasé pensando en ella, en lo que sería de su vida de ahora en adelante embarazada de un hombre comprometi..., oh, que buen nombre para un libro.

Cuando bajé del avión, tenía la esperanza de que mi hermana Jessy me estuviera esperando con los brazos abiertos al lado de su novio. Pero no, ella no estaba y yo no tenía idea del por qué, sólo estaban aquellas chicas que conocí cuando vine al país por primera vez. Me acerqué a ellas con un tremendo rostro de confusión y ellas me abrazaron de manera efusiva.

—Hey, una a la vez. Una a la vez, mierda, que respirar es vital para la vida —les dije y recordé que una de ellas es lesbiana, sino que todas—. Mi espacio personal, chicas. Recuerden que yo le voy al bando masculino.

—Por Dios, Cath —me dijo Mitzi con una sonrisa—. Yo soy la única lesbiana y ya entendí que no quieres nada, ¿de acuerdo? No te asustes.

—Sólo si me prometes no intentar violarme otra vez —le dije y ella asintió, luego se cruzó de brazos.

—No es muy justo que digamos. Eres muy sexy, no sé si podré contenerme —me dijo y yo comencé a reír.

—Lo sé, soy mejor que una Miss Universo —dije haciendo mi pelo a un lado con notoria egocentria. Ser bella a veces trae demasiadas consecuencias, eso yo lo sabía de sobra. Toda mi vida había tenido las miradas de muchas personas por mi maravilloso rostro, que reflejaba a la perfección de que familia provenía.

—Por Dios, tu ego me ciega —me dijo Leila y yo sonreí para ella—. Mejor nos vamos ya al campus, ¿sí?

—Primero quiero saber por qué mi hermana y su novio no están aquí recibiéndome —pedí y ellas se miraron de manera bastante sospechosa—. ¿Y bien?

—En realidad... —comenzó a decir Lily—. No tenemos idea.

—¿Qué no? —pregunté con incredulidad. Si ellas estaban aquí era porque mi hermana las había llamado o algo por el estilo.

—No. Fue Jamie quien nos llamó y nos pidió que viniéramos —fue la respuesta—. Y claro, nos debes una explicación de por qué no nos dijiste que volverías hoy para buscarete nosotras también.

—Pero están aquí, ¿no? —pregunté con una sonrisa inocente—. Eso es lo importante. Mejor nos vamos al campus.

—Sí, mejor. Te va a encantar —dijo Leila y yo tomé mis maletas. Sólo había llevado dos, pues pensaba comprar muchas cosas allá, en la ciudad de la moda.

Nos subimos al auto de Mitzi y partimos hasta la universidad. Yo quedé pensando en mi hermoso bebé en casa, que vendría aquí conmigo en una semana. Ese acuerdo me trajo una enorme discusión con Jasson, pues él no quería que luego de volver a Londres, yo me fuera. Acepté dejárselo toda una semana pero luego me lo tendría que traer hasta acá y si no lo hacía, yo lo iba a demandar.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora