Querida Jessy | Capítulo 41: Otro él

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•Mégane•

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•Mégane•

El vuelo había salido temprano y Finn y yo no habíamos hablado mucho. Por suerte, yo no había vuelto a ver a Alex o a Tyler. Catherine me dijo que se vengaría del maldito y yo no quería contradecirla o decirle que no lo hiciera, porque en el fondo era lo que yo quería, que el hijo de puta sufriera por lo que me había hecho.

Mi novio no me soltaba la mano, como si temiera que yo me escapara en cualquier momento. Ganas no me faltaban para hacerlo, ya no le tenía mucha confianza que digamos. Lo había perdonado, pero la traición no se me había borrado del todo. Ni siquiera quería besarlo, porque sentía que estaba besando a Tyler. Su baba aún continuaba en la boca de Finn y no se iría hasta dentro de unas semanas. Por lo tanto, nos restamos a besos en la mejilla o en la nariz en todo el camino hasta mi patria.

Cuando estábamos en el taxi, me senté lo más alejado de él, pero el chico era muy obstinado y se acercó a mí para tomarme la mano, e incluso apoyó su cabeza en mi hombro. El taxista me lanzó una mirada por el retrovisor, una llena de diversión y pena hacia el chico de ojos azules. Yo puse los ojos en blanco y apreté su mano más fuerte, clavándole las uñas, ¡pero el muchacho no me soltaba! Tendría que gritarle o algo por el estilo, pero no tenía suficiente coraje cuando lo miraba al rostro, porque aún lo quería.

El chico cerró los ojos y dejó escapar un suspiro entre sus labios. Yo acerqué mi mano libre hasta su pelo y lo acaricié con suavidad, pasando mis dedos a través de sus hebras con sumo cuidado. Sonreí como tonta cuando se acurrucó contra mí y volvió a suspirar. Apoyé mi cabeza contra la suya y así permanecimos en todo el camino. Ya cuando llegáramos, hablaría con él. Necesitaba desahogarme de todo lo que sentía. Me estaba conteniendo desde que él por fin lo confesó y estaba esperando a que volviéramos para tener las cosas claras entre nosotros. Si él en serio me quería, tendría que aceptar lo que yo le diría.

Bajé sin esperar que él se enderezara y el pobre se sobresaltó por el movimiento tan brusco que hice. Lo esperé luego de pagarle al taxista y el muchacho se acercó a mí pasándose una mano por el pelo y bostezando. Yo mantenía mis brazos cruzados, mirándolo de la peor manera que era capaz. Si hubiera sido otra, terminaría con él, pero sentía algo por él y no lo quería lejos de mí, aunque me hubiera dañado y yo seguía recordándolo y tal vez se lo recordaría a él por todo el tiempo que estemos juntos.

Los portones de mi casa se abrieron y unos sirvientes fueron hasta el taxi para recoger nuestras cosas. Le di la mano a Finn y nos encaminamos por el recinto hasta llegar a mi casa, donde mis padres me esperaban con muffins y globos. Sonreí al verlos y corrí a abrazarlos. No había sido mucho el tiempo que me había marchado, pero ellos me habían faltado por muchos años y cada día perdido me arrancaba una parte de mi ser.

—Nunca vuelvas a irte por tanto tiempo —me dijo mamá tratando de abrazarme de una manera cómoda, pues su enorme vientre no le dejaba muchas opciones—. La casa no es lo mismo sin ti.

Querida Mégane/Querida JessyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora