Capítulo 4

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Jasmin llegó a casa cuando el cielo ya estaba oscuro, las luces de la calle parpadeaban débilmente a través de las ventanas. Abrió la puerta principal con un suspiro y entró en el gran vestíbulo, donde el eco de sus pasos resonó en el vacío. La casa estaba, como de costumbre, completamente desierta.

El silencio que la rodeaba era casi palpable, una presencia opresiva que se asentaba sobre sus hombros. Jasmin no podía recordar la última vez que su hogar se había sentido realmente vivo. Su madre había fallecido hacía ya bastante tiempo, y su padre, siempre ausente, se sumergía en su trabajo, dejando a Jasmin sola con sus pensamientos y sus miedos.

Cerró la puerta detrás de ella y encendió las luces del vestíbulo, que bañaron la habitación en un resplandor cálido y amarillento. Pero el brillo artificial no lograba disipar la soledad que se había arraigado en cada rincón de la casa.

-Otro día más sola-, pensó, sintiendo una punzada en su pecho. Se quitó los zapatos y los dejó ordenadamente junto a la puerta antes de dirigirse hacia las escaleras. Cada escalón crujía ligeramente bajo sus pies, el único sonido que rompía el silencio absoluto.

Subió a su habitación, un refugio que había creado para sí misma en medio de la vastedad de la casa. La habitación estaba decorada de manera sencilla, con paredes de un suave color azul y muebles de madera clara. Sin embargo, lo que más destacaba era una pequeña caja de madera que descansaba sobre su escritorio, a la que Jasmin siempre volvía al final del día.

Se acercó a la caja con cautela, como lo hacía siempre, y la abrió lentamente. En su interior, envuelta en un paño suave, se encontraba una gema de cuarzo rosa. La piedra tenía una gran grieta que la atravesaba, pero aún emitía un leve brillo, como si intentara mantener su luz a pesar de su fragilidad.

Jasmin no sabía por qué, pero desde que había encontrado esa gema, había sentido una conexión con ella. Había oído historias sobre el poder curativo del cuarzo rosa, pero nunca había imaginado que podría ser cierto... hasta que lo experimentó por sí misma.

Un día, después de un accidente en el que se había cortado la mano, había tocado la gema casi por instinto, y para su asombro, la herida se cerró ante sus ojos. La grieta en la gema pareció brillar un poco más en ese momento, y desde entonces, Jasmin la había mantenido cerca, como un secreto, como una pequeña esperanza en medio de la oscuridad.

Se sentó en su cama, sosteniendo la gema en sus manos, sintiendo su suave vibración. -¿Por qué puedes curar?-, se preguntó en voz baja, aunque sabía que no recibiría respuesta. Era solo una piedra, un fragmento de lo que alguna vez fue una entidad poderosa. Sin embargo, en su interior, Jasmin sentía que había más en la gema de lo que se podía ver.

Apoyó la espalda contra la cabecera de la cama y miró hacia el techo. Sus pensamientos volvían una y otra vez a lo que había visto en las calles, a las voces de las gemas que había escuchado, al horror que presenciaba cada día. Y ahora, con la gema en sus manos, sentía que estaba al borde de algo, de una verdad que aún no podía comprender por completo.

El cansancio finalmente la alcanzó, y mientras sus párpados comenzaban a cerrarse, apretó la gema con suavidad, como buscando consuelo en su tenue brillo. Quizás esta piedra rota podría ser la clave para desentrañar el misterio que la rodeaba, para encontrar una manera de detener el sufrimiento que veía a su alrededor.

-Algún día lo descubriré,- se prometió a sí misma, mientras el sueño comenzaba a arrastrarla hacia la oscuridad. -Algún día, encontraré una forma de ayudar.-

Con la gema aún en sus manos, Jasmin cerró los ojos y dejó que el silencio la envolviera, sabiendo que la noche sería larga y llena de sueños inquietantes. Pero también sabía que, pase lo que pase, no estaba dispuesta a rendirse. No cuando tenía algo tan valioso, algo que tal vez podría cambiarlo todo.

**Continuará...**

Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora