Capítulo 27

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La luz brillante cayó del cielo con una velocidad impresionante, impactando en el suelo a pocos metros de Ashley. El aire se llenó de un estruendo ensordecedor y la tierra tembló bajo sus pies. Instintivamente, Ashley se alejó unos pasos, levantando un brazo para protegerse de la luz cegadora, mientras Aria ladraba con desesperación a su lado.

—¿Qué es eso? —susurró Ashley, sus ojos entrecerrados tratando de enfocar lo que estaba frente a ella.

La luz, que inicialmente había sido un destello amorfo, comenzó a tomar forma. Lo que en un principio parecía ser solo un fenómeno natural, se fue moldeando en una figura humanoide. Poco a poco, la silueta se hizo más nítida, revelando los contornos de lo que parecía ser... una gema.

Ashley no podía creer lo que estaba viendo. La figura ante ella era alta, mucho más alta de lo que había imaginado, superando con creces el metro ochenta. Su altura le imponía, pero más allá de eso, había algo en su presencia que la hacía sentir pequeña, pero no en un sentido amenazante, sino en un sentido de admiración. Era una Peridot, pero no cualquier Peridot; era la Peridot de las historias, la de las Crystal Gems. Esa Peridot que había escuchado en sus libros, en las leyendas que circulaban entre los rebeldes que veneraban a las gemas como figuras casi divinas. Aunque Peridot ahora parecía medir 1.80 metros, más de lo que decían las historias.

Aria siguió ladrando, su pequeño cuerpo temblando mientras se colocaba protectora frente a Ashley, como si intentara defenderla de aquella figura imponente

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Aria siguió ladrando, su pequeño cuerpo temblando mientras se colocaba protectora frente a Ashley, como si intentara defenderla de aquella figura imponente. Pero Ashley, paralizada por la impresión, se quedó callada, incapaz de articular palabra alguna. Todo lo que había aprendido, todo lo que había leído, todo lo que sabía, de repente, se convirtió en un torbellino de pensamientos caóticos en su mente. Estaba frente a una leyenda, y no sabía qué hacer.

Peridot, que hasta entonces no había hecho ningún movimiento brusco, giró lentamente su cabeza hacia Aria, observándola con curiosidad. Sus ojos brillaban con una intensidad que casi parecía viva, como si cada destello en ellos contara una historia de su propio pasado.

Ashley, notando el movimiento de Peridot, se obligó a salir de su estupor. Dio un paso hacia adelante, queriendo decir algo, cualquier cosa, pero las palabras se le atragantaron en la garganta. Justo cuando pensó que no podría hablar, Peridot comenzó a moverse, no caminando, sino levitando. Se acercó a Ashley con una gracia etérea, flotando hasta quedar tan cerca que la chica podía ver su propio reflejo en los ojos de la gema.

El rostro de Ashley quedó a solo unos centímetros del de Peridot. Sentía su respiración acelerada, y podía escuchar el latido de su propio corazón retumbando en sus oídos. Fue en ese momento cuando se dio cuenta de algo más, algo que la dejó aún más atónita: Peridot tenía una cicatriz en forma de rayo, justo en el mismo ojo en el que Ashley tenía la suya. La similitud era tan sorprendente que Ashley se sintió como si estuviera mirando un reflejo distorsionado de sí misma.

Por un instante, todo se desvaneció a su alrededor. El mundo exterior dejó de existir y solo quedó Peridot, tan cerca que podía sentir la energía que emanaba de ella. El contraste entre la frialdad de la gema y la calidez de su sonrisa fue desconcertante. Ashley apenas tuvo tiempo de procesar lo que estaba sucediendo cuando sus piernas, debilitadas por la tensión del momento, comenzaron a ceder.

Pero Peridot, con la velocidad y precisión de alguien acostumbrada a resolver problemas en un instante, la atrapó antes de que pudiera caer. La firmeza con la que la sostuvo contrastaba con la suavidad del gesto, y cuando Ashley levantó la mirada, se encontró con la sonrisa de Peridot. Era una sonrisa cargada de curiosidad, como si estuviera fascinada por la humana que tenía en sus brazos.

Ashley sintió un calor recorrerle el rostro, un sonrojo que no pudo evitar. Jamás había estado tan cerca de alguien así, y menos de una gema que, de alguna manera, parecía reflejar aspectos de su propia vida. La intensidad del momento, la proximidad, la conexión silenciosa que parecía formarse entre ambas, todo era demasiado para procesar de inmediato. Sin embargo, había algo en Peridot que la tranquilizaba, que le decía que no había peligro, solo misterio, uno que Ashley deseaba desentrañar.

Mientras Peridot la ayudaba a recuperar el equilibrio, Ashley no pudo apartar la mirada de ella. Había una belleza inusual en la gema, una combinación de fuerza y fragilidad, una historia de sufrimiento y resistencia escrita en cada línea de su cuerpo, en cada cicatriz que compartían.

El silencio entre ellas era denso, pero no incómodo. Ashley, todavía sorprendida, intentó encontrar su voz, pero lo único que logró fue quedarse observando a Peridot, sin poder evitar el pequeño sonrojo que aún coloreaba sus mejillas. Y entonces, Peridot dio un paso atrás, flotando de nuevo, pero sin apartar su mirada de la humana que la había intrigado.

**Continuará**

Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora