Capítulo 129

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El bosque parecía sofocarse bajo el humo y las llamas que aún crepitaban en la distancia. Ashley miraba alrededor, jadeando con la mezcla de agotamiento y terror que recorría su cuerpo. A su lado, Peridot, la figura alta y esbelta que había sido su escudo durante todo el caos, comenzaba a perder fuerza. Su respiración era superficial, y los cortes y quemaduras en su piel verdosa brillaban con un tono más oscuro bajo la luz del fuego.

Karla, quien apenas había pronunciado palabra durante los últimos minutos, se encontraba temblando, pero su mirada errática no se desviaba de los árboles que las rodeaban. Estaba buscando a sus hermanas, Nagisa, Mary y Sarah. Su mente saltaba de un pensamiento a otro, intentando procesar todo el horror que había presenciado. Pero, en su corazón, una preocupación abrumadora la invadía: ¿Dónde estaban? ¿Estarían bien?

El temblor en el cuerpo de Peridot se intensificó de repente, y un leve sonido de dolor escapó de su garganta. Ashley, al escuchar ese lamento apenas perceptible, sintió cómo una ola de miedo la golpeaba con más fuerza que cualquier explosión o incendio.

—Peridot... —susurró Ashley, con la voz quebrada, mientras sus manos temblorosas intentaban alcanzar a su compañera.

En un solo movimiento, Peridot se desplomó al suelo, su cuerpo largo y herido cayendo con un golpe sordo. Ashley reaccionó con rapidez, arrodillándose junto a ella, y levantando la cabeza de la gema para colocarla cuidadosamente contra su pecho. La diferencia de altura entre ambas siempre había sido algo que Ashley encontraba fascinante, pero ahora, con Peridot herida y vulnerable, se sentía tan frágil y pequeña.

Las lágrimas comenzaron a caer de los ojos de Ashley, una tras otra, mientras acariciaba el rostro de Peridot con manos temblorosas. El calor del cuerpo de Peridot, que siempre había sido una fuente de consuelo para ella, comenzaba a desvanecerse.

—No, no, no... Peridot, no me hagas esto. —Ashley sollozaba, su voz quebrándose con cada palabra. Sujetó con fuerza la mano de Peridot, tratando desesperadamente de transmitirle algo de su energía, de su fuerza. —Por favor... despierta.

El rostro de Peridot seguía tenso, pero sus ojos no se abrían. Solo podía emitir débiles sonidos, que apenas parecían más que gemidos. Ashley se inclinó más cerca, dejando que sus lágrimas cayeran sobre la piel verdosa de Peridot, y besó suavemente su frente, mientras el pánico en su corazón crecía cada vez más.

—No puedes irte, no así... —murmuró, apretando más la mano de Peridot. —Te necesito, Peridot... te necesito aquí, conmigo...

A su alrededor, el aire se volvía más denso, y el sonido distante de las llamas consumiendo el bosque se mezclaba con el silbido del viento. Karla, aunque asustada, intentaba calmarse. Miraba de un lado a otro, buscando señales de vida, buscando a sus hermanas. Pero todo lo que encontraba era el vacío, el eco de su propia respiración entrecortada.

—Ashley... —susurró Karla, con una voz casi infantil, llena de incertidumbre. —¿Crees que ellas están bien? ¿Nagisa, Mary, Sarah...?

Ashley levantó brevemente la vista, pero no tenía respuestas. Todo lo que sentía en ese momento era la desesperación que la consumía por Peridot. Sin embargo, no podía dejar que el miedo la paralizara. Karla estaba allí, vulnerable, y aunque no podía decirle con certeza si sus hermanas estaban bien, debía ser fuerte.

—Karla, escúchame... —dijo Ashley, limpiándose las lágrimas con el brazo y mirando a la pequeña. —Vamos a encontrarlas, ¿de acuerdo? Vamos a encontrarlas, pero necesito que seas fuerte.

Karla asintió lentamente, aunque sus ojos seguían llenos de miedo. No podía evitar sentir la necesidad abrumadora de correr y buscar a sus hermanas, pero sabía que necesitaba quedarse con Ashley y Peridot. No podía dejar que el caos la dominara.

Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora