Capítulo 35

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El coronel y Maximiliano intercambiaron un par de palabras en voz baja antes de volverse hacia Ashley. Su padre le dedicó una mirada dura, pero había algo en los ojos de Maximiliano que la inquietó aún más, como si la estuviera evaluando de una manera que no lograba descifrar. La joven se mantuvo inmóvil, con la vista clavada en el suelo, mientras los dos hombres caminaban hacia la puerta.

—Nos disculpamos un momento, Ashley,— dijo el coronel con una voz que no admitía objeción. —El presidente y yo tenemos que discutir algunos asuntos importantes.—

Ashley asintió con la cabeza, pero no levantó la mirada. Solo cuando los pasos de los hombres se desvanecieron y el eco de la puerta cerrándose llegó a sus oídos, se permitió soltar el aliento que había estado conteniendo. Estaba sola en el laboratorio con Peridot.

Su corazón latía con fuerza mientras se volvía lentamente hacia la jaula de contención. La imagen de Peridot, atrapada y herida, la llenaba de una mezcla de tristeza y rabia. Pero por encima de todo, sentía una profunda culpabilidad. No había hecho nada para evitar que su padre y el presidente capturaran a la gema. Y ahora, Peridot estaba pagando el precio por su inacción.

Ashley dio un paso hacia la jaula, luego otro, hasta que estuvo lo suficientemente cerca como para ver el dolor y el miedo en los ojos de Peridot. La cicatriz en forma de rayo en el ojo izquierdo de la gema brillaba débilmente bajo la tenue luz del laboratorio, un reflejo de la suya propia.

—Peridot…— murmuró, su voz quebrándose. —Lo siento tanto… No sabía que iban a hacerte esto.—

Peridot la observó con intensidad, sus ojos grandes y expresivos transmitiendo el miedo y la desesperación que no podía expresar con palabras. Sus manos temblorosas golpearon suavemente el campo de contención, como si intentara romper la barrera que las separaba, pero sin éxito. Ashley notó cómo el pánico se apoderaba de la gema, cada gesto más frenético y desesperado que el anterior.

—Shh, tranquila,— intentó consolarla Ashley, aunque sabía que sus palabras eran inútiles. —Voy a sacarte de aquí, lo prometo. Traeré a mis amigas, y juntas te ayudaremos. No dejaré que te hagan más daño.—

Las lágrimas llenaron los ojos de Ashley, pero se negó a dejarlas caer. Sabía que no podía mostrar debilidad, no ahora. Peridot la observaba con una mezcla de esperanza y temor, sus gestos volviéndose más suaves, como si tratara de calmarse a sí misma por el bien de Ashley. La joven entendió que Peridot intentaba ser fuerte, pero la verdad era evidente: estaba aterrorizada.

Ashley extendió una mano hacia la jaula, sin tocarla realmente, pero tratando de ofrecer algún consuelo a la gema. —Sé que estás asustada, y sé que no puedes confiar en mí después de lo que te hicieron. Pero te juro que haré todo lo que pueda para ayudarte.—

Peridot la miró fijamente, sus ojos brillando con una mezcla de emociones que Ashley no podía comprender del todo. La gema levantó una mano y la colocó suavemente sobre el cristal que las separaba, un gesto de aceptación, quizás, o tal vez simplemente una súplica silenciosa para que no la dejara sola.

Ashley sintió que el nudo en su garganta se hacía más grande. Estaba paralizada por la culpa y la tristeza, pero también por una creciente determinación. No podía dejar que esto continuara. Debía hacer algo, y sabía que no podría hacerlo sola.

Con las manos temblorosas, Ashley sacó su teléfono del bolsillo y comenzó a escribir un mensaje. Su mente estaba trabajando frenéticamente, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Primero escribió a Jasmin:

**"Jasmin, necesito tu ayuda. Es urgente. Peridot está en peligro. Por favor, ven a la Torre Presidencial tan pronto como puedas. No se lo digas a nadie más."**

Luego, envió otro mensaje a Ray:

**"Ray, algo terrible ha pasado. Encontré a Peridot en la Torre Presidencial, atrapada en una jaula. No sé qué hacer. Necesito que vengas. Es muy importante."**

Finalmente, escribió a Nagisa:

**"Nagisa, sé que estás con tus hermanas, pero necesito tu ayuda. Peridot está en peligro, y no puedo hacer esto sola. Por favor, ven a la Torre Presidencial. No hay tiempo que perder."**

Ashley se tomó un momento para leer los mensajes antes de enviarlos. Sabía que esto podía tener consecuencias, pero no podía permitir que el miedo la detuviera. Sus amigos eran su única esperanza, la única forma de salvar a Peridot antes de que fuera demasiado tarde.

Con un último suspiro, presionó "enviar" en cada uno de los mensajes. Luego, guardó su teléfono y volvió a mirar a Peridot, quien seguía observándola con una mezcla de esperanza y miedo. La joven no podía decirle que todo estaría bien, porque ni siquiera ella misma lo creía. Pero sí podía prometer que no la abandonaría.

**Continuará…**

Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora