Capítulo 111

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El silencio en el interior del cuartel general de Maximiliano era aplastante. La atmósfera se cargaba con una tensión que parecía hacer que el aire mismo pesara. Maximiliano, el hombre detrás de tantas tragedias y horrores, estaba furioso. Su mandíbula apretada y las venas que se marcaban en sus sienes eran una señal clara de su rabia contenida. Había confiado en sus gemas copia principales para ejecutar sus órdenes a la perfección, pero una tras otra, sus planes habían fracasado. Y ahora, el precio del fracaso estaba a punto de caer sobre ellos con todo su peso.

-¡Esmeralda Madre!- La voz de Maximiliano resonó por toda la sala. Su tono no era el de un líder que daba instrucciones, sino el de un dios dispuesto a destruir todo a su paso. La Esmeralda Madre, aún con la humillación fresca de su reciente derrota, se presentó ante él con una expresión de cautela en su rostro. El dolor por haber fallado era evidente, pero lo que más la preocupaba ahora era la ira de Maximiliano.

Junto a ella, Bis 7, con su imponente estatura, intentaba mantener la calma. Era un ser formidable, pero incluso ella sentía un nudo de miedo en el estómago. Junto a Bis 7 estaba Jaspe copia, quien aún portaba la herida en su pecho, un recordatorio constante de la traición y la derrota que había sufrido. Su dolor era agudo, pero no tanto como la vergüenza de haber fallado a Maximiliano.

Maximiliano se volvió hacia ellos con una mirada penetrante. -Ustedes tres,- comenzó, con una calma peligrosa en su voz, -me han fallado de maneras que nunca imaginé posibles.- Dio un paso hacia ellos, su figura imponente proyectando una sombra que parecía tragarse la sala entera. -Pero este es su último aviso. No habrá más oportunidades. Fallar de nuevo significará su destrucción.-

Las palabras de Maximiliano cayeron como un martillo, y las tres líderes sintieron el peso de su amenaza. No era solo su fracaso lo que estaba en juego, sino su propia existencia. La Esmeralda Madre sintió un escalofrío recorrer su cuerpo; Bis 7 apretó los puños, sintiendo cómo sus músculos se tensaban con la tensión; Jaspe copia, con su herida palpitando de dolor, tragó saliva, sabiendo que estaba en una situación precaria.

Fue entonces cuando la puerta se abrió y entró el Coronel, un hombre que una vez había sido un temido comandante en su propia capacidad, pero que ahora era una amalgama de carne y metal. Su caída lo había dejado gravemente herido, pero su voluntad de hierro y la tecnología avanzada lo habían salvado. Ahora, con partes robóticas reemplazando sus extremidades y algunas partes de su torso, el Coronel era una visión aterradora. Su mirada se dirigió directamente a Maximiliano, su viejo amigo, y ambos intercambiaron un silencioso acuerdo con una sola mirada.

-El Coronel... qué sorpresa verte tan... entero,- dijo Maximiliano con una media sonrisa, aunque sus palabras estaban llenas de sarcasmo.

-No vine aquí a charlar, Maximiliano,- respondió el Coronel con una voz que resonaba con un eco metálico. -He venido por mi hija. Peridot debe ser separada de Ashley de una vez por todas. Esa relación es una debilidad que no puedo permitir.-

Maximiliano asintió, su expresión ahora completamente seria. -Tu obsesión por mantener a Ashley lejos de las gemas es comprensible, mi amigo. Pero no olvides que nuestra prioridad es más grande que cualquier vínculo familiar.- Se volvió hacia Aquamarina copia, quien estaba en silencio en un rincón, esperando sus órdenes. -Aquamarina, mantén a Zafiro capturada. No quiero ningún problema con esa gema. Y tú, Topacio copia,- dijo, dirigiendo su mirada a otra gema copia presente, -asegúrate de que la ciudad esté bajo control. Los rumores de que Amatista está cerca no pueden ser ignorados.-

Aquamarina copia y Topacio copia asintieron, sabiendo que no había margen de error en las órdenes que habían recibido. La presión era insoportable, pero sabían que debían cumplir o enfrentar las consecuencias más graves.

-Ahora,- continuó Maximiliano, su tono volviéndose aún más amenazador, -ha llegado el momento de la prueba máxima. La fusión copia debe ser puesta en marcha. Bis 7, Jaspe copia, Esmeralda Madre, ustedes deben proceder con la ejecución de este proyecto. Esta es nuestra arma definitiva, y no toleraré fallas. Capturen a Perla. Sabemos que eso atraerá a mi hija... y entonces la atraparemos en nuestra red.-

La Esmeralda Madre se estremeció ante la mención de la fusión copia. Era una idea terrible, una abominación que desafiaba la naturaleza misma de las gemas. Sin embargo, sabía que no tenía opción. Maximiliano no dudaba en sacrificar a sus aliados para lograr sus fines.

-Recuerden,- dijo Maximiliano, su voz helada, -si fallan en capturar a Perla y atraer a Jasmin, no tendrán la oportunidad de redimirse. Esto es todo. Vayan y asegúrense de que no haya más fracasos.-

Con esas últimas palabras, el ambiente se volvió insoportablemente tenso. La Esmeralda Madre, Bis 7 y Jaspe copia intercambiaron miradas de determinación. No había vuelta atrás. Sin una palabra más, salieron de la sala, listas para ejecutar el plan con precisión mortal.

Maximiliano se quedó solo en la sala con el Coronel, ambos hombres mirando el espacio vacío donde sus gemas se habían marchado. -No subestimes a esas niñas, Coronel,- dijo Maximiliano, su tono bajo y peligroso. -Ellas han demostrado ser más difíciles de quebrar de lo que anticipamos. Pero esta vez... esta vez no habrá errores.-

El Coronel asintió, su rostro de acero inmutable. -Lo sé, Maximiliano. No habrá más errores. Mi hija será mía de nuevo, y esas gemas pagarán por todo lo que han hecho.-

El silencio volvió a caer sobre el cuartel, cargado con promesas de violencia y retribución. Las sombras se alargaron en la sala, como si incluso la luz temiera lo que estaba por venir. Las gemas copia, lideradas por sus implacables comandantes, se habían puesto en marcha, y el destino de las chicas, de las gemas, y de todo lo que amaban, pendía de un hilo.

**Continuará...**

Guerra de Cristal - Steven Universe AU Volúmen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora